Estaba camino al hospital, mi mamá me pidió si le podía llevar algo para cenar.
Al entrar me encontré con varias personas heridas, algunas sentadas esperando a ser atendidas, otras siendo llevadas a emergencias. Dirigí mi vista hacia el mostrador en dónde estaban Melissa y Scott, quien también le había llevado comida.
Me acerqué a ellos.
— Hola linda — me saludó con un abrazo.
— Hola — sonreí. — ¿Sabes dónde está mi mamá? Le traje la comida.
— Si, debe estar... — antes de que terminé de hablar mi mamá apareció por el pasillo.
— Gracias a Dios, muero de hambre — habló mientras se acercaba y me abrazaba. — ¿Vino la médica? — le preguntó a Melissa
— No todavía.
— ¿Qué pasó?
— Accidente automovilístico. Una cadena de diez autos derivados aquí desde el centro. Y la médica está retrasada.
— ¿Estas bien?
— Si, ¿por qué preguntas?
— Te veo algo cansada.
— Seguro es por el trabajo.
Antes de que le pudiera contestar una señora nos llamó la atención.
— ¿Señorita?
— ¿Sí?
— Disculpe, ¿puede por favor darme algo para el dolor?
— Lo siento, lo sé, pero darle algo podría complicar las cosas — le respondió Melissa mientras la llevaba a sentarse. — Así que tendremos que esperar a que lleguen los doctores.
— ¿Cuánto tiempo tardará la Dra. Hilyard? — le preguntó mi mamá a la recepcionista.
— Diez minutos.
— Gracias por la cena, tengo que seguir. — me dijo mi mamá.
— Si, seguro.
Ella dio media vuelta y desapareció.
Vi a Scott sentarse al lado de la señora y yo me acerqué a ellos.
— Sabes, creo que leí en Internet que el contacto humano a veces puede ayudar con el dolor.
Ella asintió sin darle mucha importancia. Scott me miró y luego acercó su mano hacia la de la señora y le quitó el dolor.
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