— Cómo dije, le dije a papá todo lo que pude — explicó Stiles.
— Pero, ¿no le dijiste de Liam? — preguntó preocupado Scott.
— Casi no me dijeron nada de él. ¿Qué hicieron con él?
— Está arriba — respondí.
— ¿Haciendo qué?
— Recostado — respondió el moreno mirándome y luego a nuestro amigo.
Si pero en la bañera.
Y quiero aclarar que no fue mi idea.
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Stiles suspiró y volvió a cerrar la cortina del baño.
— Así que lo mordiste.
— Si.
— Y lo secuestraron.
— El lo hizo — dije rápidamente y Scott me miró mal.
— Y lo trajeron acá.
— Nos dio miedo.
— Si. Nosotros no terminaremos enterrando su cuerpo en el desierto ¿no?
Se ve que Liam nos escuchó ya que empezó a quejarse.
— Por eso yo siempre ideo los planes. Tus planes son malísimos. Ailen esperaba más de vos.
Yo lo mire indignada, entré pánico y acepté seguir la idea de Scott.
— Por eso te llamé. ¿Qué hacemos? — preguntó mi amigo.
Básicamente Scott sacó a Liam de la bañera y lo sentaron en una silla en la pieza de Scott.
— Liam, te sacaremos la cinta de la boca. Si gritas, te la pondremos de nuevo, si hablas despacio, no. ¿Entendés? — le habló Stiles.
El asintió y él le sacó la cinta haciendo que suelte un gemido de dolor.
— Has visto muchas cosas confusas esta noche. Y muchas más ocurrirán por las cosas confusas que pasaron. ¿Entendés?
— La verdad, no.
— Eso es bueno.
— Yo tampoco entiendo.
Golpeé mi mano con mi frente. No puedo creer los amigos que tengo.
— Ay por favor Jesús, universo, lo que sea dame fuerzas para no matarme, gracias. — Los tres me miraron confundidos pero no hice caso — Deberías decirle.
— ¿Decirme qué?
— Liam... — empezó Scott — Lo que te pasó, lo que te hice, lo tuve que hacer para salvarte, te cambiará.
— A menos que te mate.
Yo le pegué en la cabeza haciendo que se queje, pero se lo merecía, cómo le va a decir eso al pobre chico.
