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Así que colgué.

Taehyung me miró levantando los hombros como diciendo: «¿Nada?» al tiempo que se sentaba.

–Deben de estar ocupados con el Smorgásbord –dije.

–¿El Smorgásbord?

–La familia de Jungkook celebra ese tipo de tradiciones.

–¿A quién no le gusta un buen Smorgásbord? –dijo, con tono de broma.

Había llegado el momento de cambiar de tema.

–Target –Señalé su remera. Mejor dicho, lo pronuncié «Tarshei» con una especie de acento francés que no me quedó muy gracioso.

–En efecto –contestó–. Ahora entenderás por qué he arriesgado la vida para llegar al trabajo. Cuando tienes una ocupación tan importante como la mía, hay que arriesgarse. De no hacerlo, la sociedad se desestabiliza. Ese chico tiene muchas ganas de llamar por teléfono.

Taehyung señaló por la ventana, y me di vuelta para ver de qué se trataba. Jin estaba plantado delante de la cabina telefónica, rodeada por unos treinta centímetros de nieve. Intentaba forzar la puerta para abrirla.

–¡Pobre Jin! –exclamé–. Debería dejarle mi celular... Ahora que tengo cobertura, claro.

–¿Ese es Jin? Tienes razón... Un momento... ¿Conoces a Jin?

–Viajaba en mi tren.

–Parece que lo de la llamada es una cuestión de vida o muerte –dijo Taehyung y retiró la resbaladiza pegatina con forma de bastón de caramelo que había en la ventana para poder verlo mejor–. ¿Por qué no usa su celular?

–Se le ha roto cuando chocamos.

–¿Qué han chocado? –repitió Taehyung–. ¿Su tren ha... chocado?

—Con la nieve de la vía, nada grave.

Taehyung iba a insistir un poco más en el tema del choque del tren cuando se abrió la puerta, y entonces entraron ellas. Las catorce, gritando y chillando, seguidas por una estela de copos helados.

–¡Oh, Dios mío! –solté.

EL EXPRESO DE HOSEOK • VhopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora