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Lo besé con pasión.

Lo tiré de espaldas sobre la cama. Y él correspondió el beso. Fue un beso bien dado. No hubo choque de dientes ni exceso de lengua. Un poco atropellado al principio, quizá porque ninguno de nosotros se había preparado mentalmente para eso, así que ambos estábamos pensando: «¡Ah, sí! ¡Un beso! ¡Rápido! ¡Rápido! ¡Más movimiento! ¡Hay que meter la lengua!». Nos costó casi un minuto acostumbrarnos y adquirir un ritmo más pausado.

De un momento a otro el beso se intensificó aún más. Taehyung posó sus manos en mis caderas y metió éstas por debajo de mi pulóver. 

Ese pequeño toque hizo que todo mi cuerpo se erizara.

Me sentía como flotando cuando se oyó un tremendo golpe seco, un impacto y gritos procedentes del piso de abajo. Por lo que parecía, la señora Kim y Yang mi habían elegido ese momento para atar a los huskies y regresar de su personal Iditarod, la gran carrera de trineos.

Entraron en estampida, armando todo ese curioso lío que uno hace cuando regresa de estar bajo la nieve o la lluvia. (¿Por qué el tiempo húmedo nos hace hablar más alto?)

—¡Taehyung! ¡Hoseok! He traído cupcakes especiales de papá Noel! —gritó la señora Kim.

Ninguno de los dos se movió. Yo todavía estaba tirado sobre Taehyung. Él estaba hundido en el colchón. Oímos que su madre casi había llegado a la mitad de las escaleras, desde donde debió de ver la luz encendida del cuarto.

Insisto, la reacción normal de cualquier progenitor habría sido decir algo así: «¡Más les vale salir de ahí ahora mismo o suelto a los perros! ».

Pero la madre de Taehyung no era una madre normal, por eso oímos su risita nerviosa y sus pasos alejándose disimuladamente al tiempo que decía: «¡chissst! ¡Yang mi! ¡Ven con mamá! ¡Taehyung está ocupado!».

La aparición repentina de la señora Kim en escena hizo que se me revolviera el estómago. Taehyung puso los ojos en blanco con cara de querer morirse. Me levanté, y él se incorporó de un salto.

—Tendría que bajar —dijo—. ¿Estás bien? ¿Necesitas algo o...?

—¡Estoy genial! —exclamé, con un entusiasmo repentino, como un loco. Por suerte, a esa altura, Taehyung ya estaba acostumbrado a mis reacciones, a mis intentos de parecer concentrado.

Tuvo el lindo detalle de esfumarse enseguida.










Este capítulo es especialmente dedicado a ChicaV_ ♡.




EL EXPRESO DE HOSEOK • VhopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora