❖ 19 ❖

147 43 1
                                    

La puerta se cerró de golpe y lo oí salir corriendo. Me saqué toda la ropa enseguida y avancé tambaleante hacia el asidero de la mampara. La ropa me pesaba muchísimo, pues estaba empapado de agua, nieve y barro.

Me quedé bajo la ducha durante un largo rato, apoyado a duras penas contra la pared, mientras el baño se inundaba de vapor. El agua cambió de temperatura una a dos veces, seguramente porque Taehyung también estaba dándose una ducha en algún otro lugar de la casa.

Solo cerré la canilla cuando empecé a sentir frío. Al emerger de entre la espesa bruma de vapor, vi que mi ropa ya no estaba. Alguien se la había llevado del baño sin que yo lo viera. En su lugar había dos toallas enormes, un pantalón de gimnasia, un buzo, medias y pantuflas. Las medias eran gruesas y rosadas, y las pantuflas eran unas botitas con forro blanco, muy gastadas.

Agarré la prenda más próxima, que era el buzo, y me lo puse a la altura de mi miembro desnudo, aunque tenía claro que no había nadie más en el baño. pero sí había entrado alguien. Alguien había estado merodeando por allí, toqueteando mi ropa y sustituyéndola por otra limpia y seca. ¿Habría entrado Taehyung mientras estaba duchándome? ¿Me habría visto como mi madre me trajo al mundo? ¿De verdad me importaba a esta altura?

Me vestí a toda velocidad, y me puse todo. Entreabrí la puerta, se oyó un chirrido y di un vistazo furtivo al exterior. La cocina parecía vacía. Abrí un poco más la puerta y de pronto aparecía una mujer como salida de la nada.

Tenía edad de ser madre, llevaba el pelo enrulado y castaño. Vestía un buzo con dos koalas con gorros de papá Noel fundidos en un abrazo. En realidad, lo único que me importaba de ella era que sujetaba una taza humeante entre las manos y que estaba ofreciéndomela.

–¡Pobrecito! –exclamó. Hablaba en voz muy alta, era la típica persona a la que puedes oír desde la otra punta de un estacionamiento–. Taehyung está arriba. Soy su madre.

Acepté la taza. Podría haber contenido veneno caliente, pero me lo habría bebido de todas formas.

–Pobrecito –repitió–. Tranquilo. Conseguiremos que vuelvas a entrar en calor. Siento no haber encontrado nada que te quedara mejor. Es toda ropa de Taehyung, es la única ropa limpia de tu talla que he encontrado en el lavadero. He puesto la tuya a lavar, y tus zapatos y el abrigo están secándose encima del radiador. Si quieres llamar a alguien, usa el teléfono de casa. No te preocupes si es una llamada de larga distancia.

Así fue como conocí a la madre de Taehyung («Llámame señora Kim»). La conocía hacía solo veinte segundos, y ella ya había visto mi ropa interior y estaba ofreciéndome la ropa de su hijo.









Este capítulo iba a salir hace dos días pero mi libro tuvo unos cuantos problemas.

Espero les guste :3

EL EXPRESO DE HOSEOK • VhopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora