—Mamá, por favor...— rogaba mientras la perseguía.
—No, te he dicho. No sabemos qué intenciones tiene éste tipo, o si te está mintiendo o no.
—Mamá, confío en Jyugo. Por favor, nada malo sucederá.
—Te dije que no. Preferiría que siguieras hablando con él a través de cartas que esto.
—Mamá-...
Le interrumpió seguir el nudo que se había formado en su garganta por las ganas de llorar. Esa mañana, acababa de recibir una carta por parte de su futuro esposo que provocó que ella aceptara de inmediato. En cambio, su madre, ni en lo más mínimo.
Entendía que se preocupara que se tratara de un desconocido y que vivía en un tal lugar llamado Nanba que no aparecía ni siquiera en internet. ¿Quién no se alertaría? _____ también lo estaba, pero podría tratarse de la única oportunidad de ver quién y cómo lucía. Moría por saberlo.
—Ya te he dicho, _____, no. Es peligroso todo eso.
—Pero Jyugo parece ser alguien incapaz de lastimar a otra persona. Por favor, es analizar todas las cartas que me escribió y es entenderlo. ¿Sí, mamá?— seguía intentando convencerla, tras tragar un poco de saliva para que no sintiera más ese nudo.
—No.
Molesta, la adolescente se dirigió a su cuarto, golpeando la puerta y tirándose sobre su cama. No importaba cuánto berrinche hiciera, la respuesta por parte de su progenitora seguiría siendo la misma.
Abrazó con fuerza su almohada, soltando una que otra lágrima de impotencia. Sí, estaba actuando bastante mal. Parte de ella comprendía que lo hacía para protegerla la mujer, pero, la otra, seguía estando viviendo en un mundo donde el peligro no existía.
Ahora empezaba a temer por ello. Quizás era lo mejor decirle que no y que siguieran hablando tal y como lo llevaban haciendo.
A los minutos, logró ir calmándose lentamente. Debía rendirse e iría a decirle a su mamá que tenía razón. A no ser que se le ocurriera alguna idea para intentar hacerlo ver de una manera segura. No tardó mucho hasta que se le ocurrió un plan. Se levantó y salió al cuarto de su madre.
Golpeó la puerta para finalmente escuchar que le permitía ingresar.
—¿Vas a seguir?— dijo a penas la vio fugazmente.
—Sí, y será mi último intento.
—Comienza para decirte "no" más rápido.
_____ la miró unos segundos, tomó aire y se dispuso a hablar.
—Que tal si acepto, me acompañas y digo que me venga a recoger en la estación de policías. ¿Qué lugar más seguro que ese si se trata de alguien con malas intenciones? Y podrás corroborarlo por ti misma.
La mayor volteó a verla, que ya se había echado en su cama mientras le comentaba al respecto.
—Pero la estación de policía es muy obvio, ¿no crees? Puede que falte o nos engañe-...— fue interrumpida.
—Entonces en la esquina en la que suele estar los sábados en la mañana mi tío. Es policía y podría cuidarnos de cualquier cosa.
Ahora sentía su corazón latiéndole fuertemente, al tiempo en que el silencio le parecía eterno, como si se hubiese olvidado de contestar la otra persona allí dentro. Pero en el momento en que comenzó a ser conciente de que quizás acababa de terminar de decirlo, recibió una respuesta afirmativa.
"Querido futuro esposo:
Después de charlarlo tanto con mi mamá, me terminó permitiendo, siempre y cuando me acompañe ella. Así que, claro.
Ahora esperaré para que comiences con la organización, ya que tú tuviste la idea jj.
Fecha; 19/09"
Leyó sonriente el guardia de bajo rango, emocionado. Tomó un papel para responder de inmediato.
"Querida futura esposa:
¡Fantástico! Te describiré a Seitarou: es un hombre joven, de cabellera larga y azul cielo, y también tiene ojos color rosa cereza. Creo que con esta descripción será fácil para que lo ubiques.
Y podría ser el día y lugar que tú digas, para que vaya. ¿Si?
Fecha; 1/10"
La metió en un sobre y la colocó para que la enviaran. Se levantó animado, escondiendo lo recibido y salir a dar una vuelta a la celda trece de esa misma ala. Al llegar y ver tras los barrotes, tres de los reclusos se encontraban distraídos con cosas que de seguro le había llevado el superior Hajime Sugoroku. Y, en una esquina, estaba Jyugo, abrazando sus piernas.
Al notar su presencia, se incorporó cuidadosamente y se acercó a él.
—¿Ya ha llegado algo?— interrogó decaídamente y con un semblante bastante triste.
—No, aún nada.
—Han pasado ya casi dos meses desde que le escribí...
En esa misma melancolía, volvió a su lugar. Seitarou estaba seguro que se le pasaría luego de que viera la sorpresa que le tenía preparada. Sólo había que esperar.
¡Semana que viene último capítulo y epílogo! ¿Se llegarán a conocer?
Besos ♥
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QUERIDO FUTURO ESPOSO |Jyugo/Número 15 y tú|
De Todo"Querido futuro esposo..." Así empezaban las cartas de ella. "Querida futura esposa..." Y de esa manera él le respondía. Dos completos desconocidos que se iban atrayendo. ¿Pero se escribía con un recluso? ¿Cómo llegó una carta hasta allí? [...] -Esa...