—¡Buenos días, señor Yamamoto!
Exclamó sonriente una muchacha, que se encontraba sentada en la entrada de su hogar, disfrutando de la mañana. Después de todo, la obligaron a levantarse para ayudar con la limpieza del hogar.
—Buenos días, _____— respondió el cartero, bajándose del camión en el que llegó hasta allí.
—¿Finalmente hay algo para mí? ¿O son más facturas por pagar?
Interrogó poniéndose de pie para aproximarse a él.
—Luego de preguntármelo tantas veces, finalmente obtienes una contestación.
Tras rebuscar en su bolso y extraer un sobre, se lo extendió, haciendo que de inmediato los ojos de la chica mostraran sorpresa. La tomó y se despidió del hombre de alrededor de cuarenta años, para ingresar a casa. No lo creía, pensaba que enviarlo así como así, no funcionaría realmente.
Sentía su corazón latir rápido, sintiéndose nerviosa por claras razones. Ingresó a su habitación, abriéndolo con cuidado, para extraer el mensaje que había dentro, sin poder evitar una boba sonrisa de la emoción y nervios.
"Querida futura esposa:
No tienes porqué preocuparte, soy hombre en efectivo y por lo que sé que tengo entre las piernas. Y de que tengo ojos encantadores, le has acertado, pero imagino que los tuyos lo son aún más.
A todo esto, si serás mi futura esposa, quisiera preguntarte cordialmente cuál es tu nombre. Y, claro, saber más acerca de ti. Has llamado mi atención, y eso que es complicado. De pasar a estar aburrido todos los días, pasaré a estar atento a esperar un mensaje de tu parte.
Y me presento, me llamó Jyugo y tengo 16 años, y que quede claro que no me importa si eres mayor que yo o no. Bien, esa sería mi breve presentación. Espero tu carta.
Fecha; 21/05"
No podía creerlo en lo más mínimo. No había pensado que tendría tanta suerte como para encontrarse con un chico de su edad.
Se fijó en la fecha, notando que había sido escrita hacia unos días atrás, no tanto como lo que debía tardar en llegar. O recién ahora se dignaba a responderle. De cualquier modo, estaba emocionada. Y obviamente no lo haría esperar.
Se sentó, buscó una hoja y birome para comenzar, así podía enviarla lo más pronto posible a ese muchacho llamado Jyugo. A parte, tenía suerte de tener la dirección de donde le llegó. Se trataba de un lugar llamado "Nanba", lo cual no le sonaba para nada. Investigaría un poco al respecto, para saber la distancia a la que se hallaba de él.
—¿Qué haces?
La pregunta por parte de su madre la sobresaltó.
—Escribo, nada más.
Sabía a la perfección que del día de limpieza no se salvaba nadie en esa casa. Y la mujer estaba con ese modo activado hasta los huesos.
—O ayudas, o ayudas.
Bien, no tenía remedio. Asintió para guardar todo eso y ayudar. Si no aceptaba de inmediato o decía que esperaba, quizás le tocaría por hacer más tareas y no quería perder mucho tiempo ese día, y más si finalmente recibió contestación.
—¿Por qué sonries como idiota?
Esta vez, fue una pregunta por parte de su hermano menor, luego de haber llegado al living y verlo limpiar.
—¿Acaso me está prohibido?— preguntó en su defensa, sin poder borrar esa mueca positiva del rostro.
—Es raro, y más hoy, y más si quedaste en salir con tu amiga y estás perdiendo tiempo con esto.
—¿Por qué no puedo sonreír para alegrarme el día?
Apretó uno de sus puños, alzándolo para parecer amenazante. Pero él ni se inmutó, ya que sabía que ella no era nada de eso. Perro que ladra, no muerde, y menos la chica en ese sentido.
Suspiró rendida para tomar un plumero y continuar en lo que había quedado. Si se apresuraba, probablemente podría acomodar sus horarios y poder escribirle. Aún así, primero tenía que pensar qué ponerle exactamente.
Estaba nerviosa y emocionada a la misma vez. Ya quería saber más acerca de Jyugo. Podía decirse que hasta se imaginaba conversaciones futuras y conocerlo en persona. ¿Ilusionada? Demasiado.
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QUERIDO FUTURO ESPOSO |Jyugo/Número 15 y tú|
Random"Querido futuro esposo..." Así empezaban las cartas de ella. "Querida futura esposa..." Y de esa manera él le respondía. Dos completos desconocidos que se iban atrayendo. ¿Pero se escribía con un recluso? ¿Cómo llegó una carta hasta allí? [...] -Esa...