Capítulo II

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Observaba el techo, mientras daba ligeros toques con el bolígrafo sobre su labio inferior, intentando tener una idea. Sí, respondería después de todo, y solo tardó hasta la noche para ello.

Y bajó la mira a la hoja que estaba sobre la mesa frente a él, que seguía completamente en blanco. Desconocía su nombre, lo cual podía ser una buena iniciativa para establecer una conversación.

"Querida futura esposa:

¿Cómo te llamas?"

Y dirigió su punto de vista al calendario que colgaba de una de las paredes, y siguió escribiendo.

"21/05"

Dejó a un lado el objeto que utilizó para escribir, y tomó la hoja. Podía parecerle perfecto, pero comparándola con la carta que recibió, era un grano de arena muy, muy pequeño.

Suspiró pesadamente para dejarla reposando sobre el mueble nuevamente, para terminar hamacándose sobre la silla y colocando sus manos debajo de su nuca y los pies en la mesa.

Y volteó en dirección de la puerta, al notar como esta se abría, mostrando al supervisor Hajime Sugoroku acompañado del guardia Seitarou Tanabata. Pero cuando este primero lo vio allí, estalló.

—¡¿Pero que demonios haces fuera de tu celda!?

Hecho ira, fue hacia el adolescente al que tomaba del cuello de su ropa para levantarlo. Mientras tanto, este no tenía expresión alguna.

—Estaba respondiendo una carta— y como si nada, señaló a ese lugar.

—¿Acaso alguien está interesado en comunicarse contigo? ¿Y por qué yo no estoy enterado de que recibiste una carta?— habló molesto el más alto, sin soltarlo todavía.

—L-lo siento señor, estuvo ocupado la mayor parte del tiempo, que recién ahora puedo estar comunicándole sobre esto— se posó a un lado de él el de larga cabellera, algo nervioso.

Hajime vio al guardia y después al preso, manteniendo ese semblante que tanto lo caracterizaba.

—¿La revisaron?

—Sí, señor.

—Bien. Tampoco me interesa saber a detalle que dice, pero necesito en breves palabras de qué trata para agregarlo en el informe.

—¡¿Qué?! ¡No!

Exclamó Jyugo, teniendo finalmente una reacción decente ante la situación que se le estaba presentando. Por lo que había escuchado, esos informes claramente le llegaban a la Alcaidesa, y no estaba interesado en que alguien lo supiera.

Por ello, su supervisor clavó una mirada fulminante sobre el joven.

—E-es una carta de una chica que se dirige a él como su futuro esposo— mencionó el apellidado Tanabata.

La cara de Hajime se desfiguró completamente. ¿En serio?

Soltó al recluso, haciendo que cayera al suelo y terminara allí sentado, quejándose un poco del impacto. El de mayor rango, por su parte, giró sobre sus talones para dirigirse a sentarse a su escritorio que quedaba del otro lado de esa habitación. Eso no era tema relevante para agregar en el papeleo. Hasta quería hacer que no había oído nada.

—Número 15, ¿ya has acabado de escribir tu respuesta?— extendiendo su mano para ayudarlo, interrogó Seitarou.

—Sí, pero no sé si está bien— la aceptó, para mostrarle el papel.

Los ojos del mayor de los dos se abrieron de a par, mostrando una extraña sorpresa. Además de representar cómo era el muchacho lo mucho que había escrito, también lo hacía su caligrafía. No por nada, siempre solía escuchar a los otros tres reclusos decir que escapar era su único talento.

—S-sólo necesita unos toques más y podré enviárselo, ¿si?

—Oh... bien. Pero, no sé qué más ponerle— dijo sin emoción alguna, pero sintiéndose levemente preocupado por ello.

—¡Yo te ayudaré! ¿Quieres? Siempre dicen que soy bueno para este tipo de cosas— agregó feliz de poder emplear sentimentalismo en algo así.

—Bien— asintió aún igual.

—¡No hagan tanto escándalo!— gritó el apellidado Sugoroku, golpeando su escritorio y ocasionando que los otros dos se sobresaltaran.

Sin más, tomaron asiento para comenzar a redactar la respuesta de mejor manera, y así tener más de qué conversar, y no solamente una simple pregunta. Si era largo el tiempo de que le llegara como para que volviera a él una contestación, tenía que ser un buen texto. Más si ella llevaba más de dos meses aguardando respuesta alguna.

A esforzarse se había dicho.

A esforzarse se había dicho

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QUERIDO FUTURO ESPOSO |Jyugo/Número 15 y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora