Capítulo XV

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Estaba parada junto a su madre, cerca de una tienda que se encontraba en la esquina y lugar acordado. Había transcurrido alrededor de un mes desde que aceptó, y finalmente había llegado el día. Desde ahí, _____ observaba a su tío asegurarse de que todo estuviera correctamente por la zona.

—¿Qué hora es?— interrogó su madre.

—Las diez en punto— mencionó la chica, tras mirar la pantalla de su celular —. Ya debe de estar por llegar Seitarou Tanabata.

A pesar de todo el ruido que había por allí, lograron escuchar como su familiar exclamaba al ver a alguien. Cuando voltearon a descubrir qué pasaba, notaron que se trataba de otro hombre, vestido con un uniforme que desconocían y con características que _____ leyó en una carta de Jyugo. Debía ser él.

Se fue aproximando, mientras su mamá la alcanzaba y le decía que esperase.

—¿Entonces te está yendo bien en tu nuevo trabajo?

—Sí— asintió el de cabellos azul cielo, sonriendo.

—Vaya, me sorprende ya que sueles ser algo debilucho...

—Hay métodos para controlar— posó una mano en su nuca en medio de una risa ligeramente nerviosa, evitando decir que controlaba a sus reclusos con cosas insignificantes.

Seitarou, al percatarse de que era observado por alguien que estaba detrás del policía, dirigió su mirada allí. Había una muchacha. ¿Sería _____?

—Seitarou Tanabata, ¿cierto?— interrogó. Había dado en el blanco.

—Sí. Imagino que tú, señorita, debes ser _____— y ella asintió.

—¿Conoces a Seitarou?— preguntó sorprendido su tío —. Yo lo conocí mientras estaba en su primer año de entrenamiento. Vaya, cómo pasa el tiempo.

—Sí, realmente— agregó el de larga cabellera, aún sonriente.

Ahora _____ comenzaba a entender unas cosas. Cuando Jyugo se refería a que no podía salir, ¿era porque...? No, ¿o si? El que un tal lugar llamado Nanba no saliera ni en internet, ¿se debía a que... era una prisión? Imposible, ¿cierto?

—Bien. Pueden ir tranquilas, Seitarou es de confianza y más si ahora luce este orgulloso uniforme— le dio una palmada en la espalda al muchacho, ocasionando que se sobresaltara un poco por el impacto.

—Claro.

Y aquí comenzaba.

—Bien, apostemos

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—Bien, apostemos. ¿Cuánto a qué Jyugo es atrapado antes de que Nico regrese de su revisión diaria?— comentó retador, Uno, observando al estadounidense.

—Le doy más esperanzas. Lo traerán junto a Nico— habló Rock.

—Oigan, los escucho— agregó el de ojos heterocromáticos, cruzado de brazos, sentado justo al lado de ellos —. A parte, no estoy de humor para escaparme...

—Oye, si hacemos esto es para animarte. Más de dos meses llevas en tu estado de un emo deprimido. Qué importa si _____ no contestó, las mujeres van y vienen. Bueno, excepto para ti, fue un milagro que esa carta llegara— dijo el británico, provocando que el japonés frunciera su semblante y lo viera enfadado.

Quizás debía de olvidar eso de una vez por todas. ¿O acaso estaba tardando en contestar? ¿Y si algo grave le había pasado? ¿O si la carta se había extraviado? De cualquier modo, le quedaban dudas.

—Bien...— asintió para ponerse de pie y dirigirse a fugarse un rato. Quería ganarle a ambos y ser capturado luego de que llegara el de cabellos verdes.

Cuando logró abrir la puerta de la celda, vio como Nico venía corriendo, giraba bruscamente para ingresar y se chocaba con él, lanzándolos al suelo.

—¡Chicos! ¡Chicos! ¡Chicos!— exclamó reiteradas veces, incorporándose rápidamente y dejando a su amigo, dolorido, en el suelo.

Al instante, apareció el guardia Yamato, cerrando la celda —¡Demasiadas energías, recluso número 25! ¡Guarda un poco para el entrenamiento!— rio y comenzó a alejarse y perderse como de costumbre.

—¿Qué pasa?— preguntó Rock, viendo como el menor no dejaba de agitar sus puños ansioso.

—¡Yo...! ¡Yo vi...! ¡Lista...! ¡Chica...!

—¡Espera un momento! Ya nombraste una chica, así que hablaba bien— dijo Uno, levantándose como los demás.

—¡Cuando estaba en la sala de guardias, vi el nombre de _____ anotado en la lista de visitas de hoy! ¡Jyugo!— habló veloz, pero de igual manera se entendió.

Los ojos de los dos mayores se abrieron de a par y voltearon a ver al de cabellera negra, que no comprendía nada. ¿Cómo descubrió en dónde estaba? ¿En qué momento? ¿No sé decepcionaría de él?

Aún así, fue dibujando una extraña sonrisa en su rostro, confundido.

Aún así, fue dibujando una extraña sonrisa en su rostro, confundido

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¿Epílogo ahora o el miércoles? ¡Ustedes deciden!

Besos ♥

QUERIDO FUTURO ESPOSO |Jyugo/Número 15 y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora