Capítulo X

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Cruzado de brazos, se encontraba parado frente a la puerta de su celda. O esperaba a que llegara, o iba él. No podía esperar más.

Antes de abrirla, una mano se posó sobre su hombro, llamado su atención.

—¿A dónde vas?— preguntó Uno.

—A ver si ya llegó una carta de _____— informó, notando como los otros dos se posaban detrás del de trenza.

—Pero Seitarou te dijo que ya llegaron las correspondencias de hoy, y que no hay nada de ella— habló Rock.

—Quizás la tiene él y no me dice— dijo molesto abriendo la puerta finalmente, saliendo.

—Pero te lo aseguró cientas de veces— mencionó el más bajo.

—No importa.

Estaba impaciente, y no sabía porqué.

Caminaban los cuatro por los pasillos del lugar, haciendo que el de cabellera mayormente negra, se molestara más. ¿No era que intentaban detenerlo?

—¿Qué?

Volteó sobre sus talones, tras haber parado bruscamente.

—¿Qué tal si nos fugamos? Así despejas tu mente.

—No, espero respuesta de _____.

—¡Claro! ¡Como eres el único que tiene novia, no podemos fugarnos para divertirnos un rato!— exclamó levemente molesto, y con algo de gracia, el británico.

—_____...— comenzó a balbucear, algo congelado —, novia... n-no...

Poco a poco, su rostro se fue volviendo completamente rojo, haciendo que sus amigos abrieran sus ojos sorprendidos y luego rieran. Primera vez que tenía tal expresión ante palabras así.

—Tranquilo, Jyugo. ¿Acaso le has escrito algo de lo que quieras respuesta inmediata?— preguntó el de cabellos verdes, ladeando un poco la cabeza.

—P-puede ser...

Desvió su mirada, algo cabizbajo, aún en el mismo estado. Tenía razón Nico; debía estar así porque era la primera carta en que le respondió como él quiso.

De eso debía tratarse.

—A parte, si intentamos fugarnos, Hajime nos atrapará antes de salir. Así que ni te preocupes— movió una de sus manos Rock, restándole importancia a ello.

—¡Exacto! ¿Qué te parece?— intentó animarlo número 11.

Alzó la vista a ellos, que le regalaban una gran sonrisa para alentarlo. Podía compararse esa escena del número 15 como un niño tímido, que conversaba por primera vez con gente como esos muchachos.

—Bien...— asintió dibujando una pequeña sonrisa.

—Que idiotas que son— limpiándose las manos, Hajime Sugoroku ya los había arrojado de vuelta a su celda

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—Que idiotas que son— limpiándose las manos, Hajime Sugoroku ya los había arrojado de vuelta a su celda.

—¡Que sepas que lo hicimos por una buena causa!— gritó Uno, agarrándose de los barrotes de la puerta.

—¿Qué causa?— lo miró arqueando una ceja, sin creer.

—¡Animar a Jyugo!

—¿A esa bolsa vacía? ¡Ja! Ya te creeré.

Comenzó a alejarse de allí, a la vez en que se topaba con Seitarou Tanabata que se dirigía a esa misma celda.

—¡Y-ya no hagan eso! ¡M-me darán un infarto y un recorte a mi sueldo!— llegó corriendo agitado, recargándose sobre sus rodillas.

—Como si nos importara— habló el estadounidense más alto, aún en el suelo desde que lo tiraron.

—¿Entonces quién les traerá encuentras, menús, mangas y cartas?

—¡Te amamos, Seitarou!— gritaron a la vez los cuatro reclusos, saltando a los barrotes también.

—¿Y entonces?— preguntó algo inseguro y preocupado el japonés con grilletes al guardia.

Este suspiró, reacomodándose un poco su uniforme.

—Todavía nada. Ya revisé las correspondencias de hoy, y no ha llegado nada de su parte.

El de ojos heterocromáticos, bajó la mirada al suelo algo decaído. Lo poco animado que había estado por el rato con sus amigos, se acababa de esfumar completamente.

Sólo debía seguir esperando, aunque se tardara unos días más. Debía entender que ella estaba fuera, en la sociedad, con actividades que realizar. No como él.

Y si notó el cambió en las cartas, ¿le dejaría de escribir? Esperaba que solamente fueran imaginaciones suyas.

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QUERIDO FUTURO ESPOSO |Jyugo/Número 15 y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora