Capítulo VI

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—Si no quieres que te quite esa carta, apresúrate a caminar— advirtió Hajime, escoltándolos hacia el ala 5, en donde tendrían su entrenamiento a cargo del supervisor Samon Gokuu. Para suerte de los reclusos, no era tan exagerado como Yamato Godai.

—Sí, sí, ya va...— hizo un ademán con su mano, restándole importancia, ganándose la furia del mayor que le golpeó la cabeza.

Antes de quitarle el papel, se llevó la sorpresa de que ya no lo tenía más, sino que número 11.

—Yo la llevaré, y no me distraerá como a él— sonrió el inglés, para luego pasar a un semblante desanimado —. Después de todo, no es para mí.

El calvo no dijo nada y volvió a ver hacia el frente. Con ellos cinco, iba también el guardia Seitarou, que luego regresaría a su sector correspondiente.

—Número 15, ¿ya sabes qué responderle?— sonrió.

—No realmente— lo observó con su típica cara sin emoción.

—Si quieres, vuelvo a ayudarte— se ofreció, dibujando una amigable sonrisa.

—Oye, oye, para eso estamos sus amigos. Tú sólo encárgate de enviarla— habló Uno.

—¿Tienen experiencia en cortejar a una dama?

—¿Acaso sabes con quién hablas, cierto?— interrogó Nico, refiriéndose al de trenza.

—He tratado con varias chicas, lo cual quiere decir que tengo más experiencia que tú— sonrió burlón.

—P-pero...

Antes de decir algo más, se interrumpió a sí mismo, agachando la cabeza desanimado. Los de la celda 13 siempre lograban vencerlo.

"Querido futuro esposo:

¿Te digo la verdad? Sí, también respondo el mismo día en que me llega tu carta. Pensé que tú respondías cuando tenías tiempo, no como yo jaja. Es raro, pero me emociona saber eso.

¿Y cómo puedes decir que no eres interesante? ¡De seguro lo eres! Y debo admitir que lo poco que llevamos hablando, me parece que lo eres. Conocer a alguien nuevo siempre es algo interesante, aunque todavía no pueda deducir cómo eres realmente.

Pero te juro que lo haré, y cuando lo tenga, te lo diré si quieres, claro jaja.

¿Qué tal estuvo el día en que te llegó esta carta?

Fecha; 27/06"

—Oigan, ¿y Tsukumo?

La pregunta de Rock ocasionó que pocos voltearan a verlo.

—Detrás tuyo...

A ese susurro, los otros presos saltaron del susto. Habían olvidado que él también pertenecía a esa ala.

—Es raro que te pierdas un entrenamiento— mencionó número 25.

—Sí, aunque a veces suelo preferir los de Yamato.

—Tú si que estás loco.

En serio, ¿quién en su sano juicio diría tal cosa?

Ahora se encontraban sentados a la sombra, descansando un poco mientras que veían al supervisor mono entrenar junto a Liang, uno de los de su zona

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Ahora se encontraban sentados a la sombra, descansando un poco mientras que veían al supervisor mono entrenar junto a Liang, uno de los de su zona. Los ejercicios eran distintos, pero de cualquier modo terminaban agotados.

—¡Aquí llegó el hombre más guapo de la prisión Nanba!— exclamó Honey, posando frente a ellos para llamar la atención.

—Y también el hombre más guapo de la prisión Nanba— esta vez, fue Trois que se posaba a un lado del primero.

Los de la celda 13 del ala 13, los vieron de mala gana para volver la vista a los que estaban a los rayos del Sol.

—¡No nos ignoren malditos feos!— gritó ya molesto el de cabellos púrpuras, convirtiendo las puntas de algunos mechones en flechas.

—¡¿A quién le dices feo, feo?!— contraatacó Uno.

—Al menos el feo de aquí tiene futura esposa— el número 69 señaló al 15, que estaba sentado a pies de esa banca.

—¡¿Qué?!— exclamaron los del 3.

—¿Eso es posible?— interrogó el de cabellera menta, sorprendido por lo dicho.

—¡Ja! Sí, aquí están las pruebas— comentó como una madre orgullosa, 11, mostrándole la carta que le acababa de llegar ese día a Jyugo.

—Oigan, no lo hagan...— pero obviamente el japonés fue ignorado mientras algunos hablaban y los otros dos leían.

Sus ojos y bocas se abrieron de a par, sin creer que al comienzo decía "querido futuro esposo". Y Honey rio al leer que a ella le pareciera interesante alguien como lo era ese recluso.

—¿Le has preguntado el color de su sostén? ¿Y formato?— preguntó el francés, como si nada.

—¿Qué? ¡No!— exclamó número 15.

—¿Y de su ropa interior inferior?— esta vez, fue el que más enojado estaba.

—¡Tampoco! ¡Son un asco! ¡Así la espantaría!

—El asco eres tú por no preguntar— se cruzó de brazos Honey, para terminar dándoles la espalda a ellos.

—Oye, Jyugo, ¿acaso ella te entiende la letra?

La curiosidad del de lentes, hizo que todos reaccionaran y se preguntaran lo mismo.

—Digo, porque recuerdo claramente tu mal intento de caligrafía en el Torneo de Año Nuevo.

—Gracias, Trois— habló irónicamente, fulminándolo con la mirada.

Pero debía admitir que tenía razón. Por más que se esforzara en mejorarla para que _____ entendiera, seguía sin ser muy legible. Pero no había leído ninguna queja de parte de ella, o simplemente no lo quería decir.

O quizás...

—¿Qué hacen descansando, reclusos?

Aquella pregunta animada, hizo que los jóvenes se congelaran de inmediato.

—¡Vayamos a entrenar todos juntos!

Yamato tomó a los seis para dirigirse bajo el sol con los que seguían ejercitándose. Recibía varias quejas, pero el hombre no hacía más que reír.

_____ le había preguntado cómo estuvo ese día para él; claramente respondería que odiaba el ejercicio, sin dar muchas vueltas.

_____ le había preguntado cómo estuvo ese día para él; claramente respondería que odiaba el ejercicio, sin dar muchas vueltas

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QUERIDO FUTURO ESPOSO |Jyugo/Número 15 y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora