"Querido futuro esposo..."
Así empezaban las cartas de ella.
"Querida futura esposa..."
Y de esa manera él le respondía.
Dos completos desconocidos que se iban atrayendo. ¿Pero se escribía con un recluso? ¿Cómo llegó una carta hasta allí?
[...]
-Esa...
No tienes porqué disculparte, estuviste enferma todo es tiempo. ¿Ya estás bien? Imagino que sí, pero quería preguntárlo de cualquier forma.
Y debo de admitir que me gusta el cómo piensas. Y también que caí sonrojado cuando lo leí. Y que también quisiera conocerte en persona, aunque sé que es algo complicado para hacerlo. Creo que en parte te decepcionaría de todas tus espectativas que quizás tengas de mí.
Reitero, NO SOY NADA INTERESANTE.
Fecha; 13/08"
Leyó tranquilamente sentada en el living. Volteó en dirección a la ventana, viendo en el exterior, a su madre conversar con el cartero. Finalmente a alguien se le había ocurrido la gran idea de averiguar en dónde quedaba ese tal lugar llamado Nanba.
Y volvió al papel. ¿Por qué seguía repitiendo que no era interesante? Tres cosas se le ocurrieron en dos momentos; o tenía baja autoestima, fingía para que ella hablara pronto, o intentaba alejarla.
—El señor Yamamoto tampoco conoce de un sitio llamado Nanba. ¿Ya has buscado en internet?— preguntó su progenitora, ingresando para cerrar la puerta tras de sí y quitarse sus zapatos.
—Eh...— desvió la mirada, sin saber cómo decir "no".
—Eso me lo deja muy en claro. ¡Hazlo!— dijo mientras se retiraba a su cuarto.
La muchacha soltó un suspiro para tomar su celular, dejar la nota sobre sus piernas y meterse en internet. En la barra de búsquedas escribió "Nanba", pero salió que no había resultado que coincidiera. Hizo una extraña mueca, pensando en que quizás debía ingresar en el lado oculto de la red para averiguarlo. Por miedosa, decidió ceder.
Quizás le había tomado el pelo todo ese tiempo y juntó letras al azar. Probó introduciendo otras palabras. "Dónde queda Nanba?", "Nanba lugar", "Nanba mapa", "Qué es Nanba?", entre otros.
—Jyugo, me la complicas...
Se quejó murmurando, prosiguiendo a releer la carta otra vez. Hizo énfasis en la parte que decía "aunque sé que es algo complicado para hacerlo. Creo que en parte te decepcionaría de todas tus espectativas que quizás tengas de mí." ¿Qué quería decir? ¿Por qué sería complicado? ¿Por qué la decepcionaría?
Pasando una mano por sus cabellos para acomodarlos como podía, dirigió la mirada a su celular, notando que acababa de llegarle una notificación. Un mensaje. Se trataba de Amaya.
"Bueeeenaaaaas"
Dibujó una pequeña sonrisa de lado.
"Holaaaaaa"
No esperó tanto que ya tenía una respuesta. Era raro que fuera de inmediato y más si su mejor amiga la había acostumbrado a responderle cada dos siglos.
"Hoy si hay algo?"
"De Jyugo, cierto?"
"OBVIO así que dime ya mismo"
"Si me dices si conoces un lugar llamado Nanba"
"Ya dije que no sé, he preguntado varias veces y busqué en internet. Nada nadita. Ahora sí me dirás?"
"Sí"
"Si, qué? Me dirás o si llego algo de Jyugo"
"Ambas"
Y no tuvo más respuesta. No sabía si había leído su mensaje o no. Lo dejó hasta allí, para concentrarse en saber qué contestarle a Jyugo, aunque quisiera seguir hablando al respecto de eso con ella.
Comenzó a escribir en su celular, borrando cada que le era necesario con comodidad, para luego pasar en limpió a papel.
—¿Te conoceré algún día...?
Habló bajo, mirando lo poco que llevaba y sin dejar de pensar en sus palabras.
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¡Buenas! ¿Qué tal?
¡Vengo a informar que quedan muy pocos capítulos! ¿Qué llegara a suceder?
