Capítulo 65

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Mario

Ocho años atrás.

Ya pasó más de cuatro meses desde que Renzo nos descubrió, a mi y a Alison, en la cafetería.

Y no podía aceptar la decisión de Alison, simplemente no podía.

En mi interior se disputa una pelea, entender que ella ama a Renzo, o, considerar la posibilidad de que fue obligada a dejarme. La segunda opción tiene más sentido. Porque sé que ella aún me ama, Alison no podía olvidar al caos que la acogió de la noche a la mañana.

Renzo tiene la vida perfecta, la familia perfecta, el mejor amigo perfecto, dinero, popularidad, inteligencia, un brillante futuro y, ahora también a ella. Desde niño lo he envidiado, cada vez que veía a mis tíos, Laura y Gabriel, anhelaba ser su hijo, porque los míos eran pura apariencia y engaños. Mis padres, su falta de interés sobre mi vida, la hostilidad que se vivía en casa, desató que me zambullera entre las drogas, alcohol y apuestas. No es un buen ritmo de vida, pero si me ayuda a desconectar de la realidad.

Estoy en mi departamento, acostado en el sillón, con un porro en la mano y una botella de cerveza en la otra. Pensando en Alison, recordando lo que es estar alrededor de ella.

Alison fue mía una noche, la tuve como mujer, y ese recuerdo solo me pertenece a mí. Prometí que le guardaría el secreto, que Renzo nunca sabría que compartimos cama, pero esto que guardo se me esta volviendo en mi contra. Más que nunca quería llegar frente a Renzo, y gritarle a todo pulmón, que Alison no es solo de él.

Me invadía una ira absoluta al divagar en las posibilidades que podía compartir con Alison, se lo podría haber dado todo, cuanto ella estirara la mano yo se lo entregaría, si quisiera mi vida, se la daría. Todo. Pero Renzo no lo permitió, él me la arrebató, la obligó a dejarme, su egoísmo no lo dejó ver que ella me ama.

Solo yo podía entenderla, darle lo que en verdad necesita y ser lo que realmente la hace feliz, solo conmigo. Conmigo. Ella tiene que estar a mi lado.

Con un salto me levanto del sillón, le doy una calada al porro, recojo mi chaqueta de cuero negro que está tirada en el suelo, y después de colocármela, salgo de casa.

Voy en busca de Alison.

Ella tiene que volver a ser mía.

Con la visión borrosa y la respiración acelerada, logro llegar estacionarme frente a su departamento. Medito en si es mejor enviarle un mensaje a Alison para evitar subir y toparme con él, Renzo, pero al final, me decido por salir del coche y enfrentarme a lo que sea que venga.

Subo al ascensor, y el pitido mientras sube, me vuelve loco, es como si una aguja perforara mi cerebro. Estar drogado y ebrio no me servía para poner en orden las ideas de mi cabeza, o, cualquier sentimiento que me invadía. Sentía un revuelto dentro mío.

Que importa. Iba por Alison y la tendría.

Bajo del ascensor, adelante está el departamento, toco la puerta. Ella está cada vez más cerca.

Unos segundos después aparece Alison, lleva solo una bata de baño encima, e intenta cerrarme la puerta en la cara, pero logro poner mi pie antes e impedírselo.

-Tenemos que hablar. – digo empujando la puerta y entrando al departamento. Alison retrocede asustada.

- ¡Mario, larga! – grita con furor.

-No me iré hasta que hablemos, y no me importa si Renzo llega y nos descubre. – aseguro. Mi primo no está en casa, porque si estuviera, ya hubiera salido a echarme con una patada.

Una Boda Por Un Contrato [Completo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora