Renzo
Momentos en el cual el tiempo se te hace eterno, esperar por tu compra online, permanecer sentado en la sala de un hospital, ver el reloj pasar, quedarse en una puñetera estación de policías mientras los oficiales hacen una redada para traer de vuelta a tu esposa que fue secuestrado por tu psicópata primo. Solo esperar, en un día rutinario.
- ¡Deje de moverse! – me gritó el comandante Peral. – Si es verdad que su esposa esta en esa casa la sacaremos con vida.
Cuántas veces había escuchado esa oración en el último mes y medio, ¨Si su esposa esta ahí dentro la sacaremos con...¨, y peor aún, esa esperanza que fluida cuando al parecer estaban muy cerca de ella, muchas más de las que podía contar con las manos y pies. Es tan fácil decir que uno se calme, que se deje de mover, cuando lo único que esas palabras logran es que uno quiera gritar y correr.
- ¿Cree que ella esté ahí? – señalé al radio intercomunicador que actuaba como nuestro enlace con lo oficiales.
-No lo sabremos hasta que lleguemos, pero es una gran posibilidad.
¨Como las otra anteriores. ¨ - quise decir. Como los otros lugares en lo que habíamos hecho redadas y obtenido el mismo resultado, nada.
De pronto alguien llamó por el intercomunicador y escuchamos.
-Nos acercamos señor, pronto rodearemos la casa. – dijo el hombre. Peral cogió el aparato.
-Vayan con cuidado, no puede haber errores. – ordenó.
Dicen que el pulso solo puede sentirse en la muñeca, el cuello y la mano que llevas al pecho, pero yo lo sentía en cada dedo, en cada respiración, en cada paso, en cada pensamiento. Pum, Pum, Pum.
Podrían haber pasado lo que serían horas esperando a que por ese intercomunicador alguien vuelva a dar señal de vida, pero al voltear la cabeza al pequeño reloj que reposaba sobre el escritorio, eran solo tres minutos más tarde.
-Solo hay unos dos guardias en la puerta, señor. – se escucha al mismo el hombre de antes.
Peral me lanza una mirada que no sé descifrar, tal vez decepción, tal vez esperanza, tal vez miedo... ya que importa.
-Limpien el perímetro, y cuando esté asegurado, entren. Quiero a Mario Ferran en mis manos. – refuta.
No dejaba de golpetear el suelo con la suela de mis zapatos, de recorrer el mismo metro, de aquí a allá, de remojarme los labios y de lanzar miradas a ese intercomunicador. ¿La próxima voz que escuche sera la de Mía?
No me importaba si Mario escapaba, bueno, tal vez un poco, quería al hombre que me desgracio la vida tres metros bajo tierra más que en una cárcel. Pero, si esa esa su condición para entregarme a Mía, que él escapara, no dudaría en aceptar. Primero está ella, y después mis ganas de matarlo.
La pequeña oficina se llenó de silencio y de un aire pesado que me impide respirar, sin embargo, ya estaba acostumbrado a la falta de aire. Peral estaba sentado detrás del escritorio, esperando noticias de sus oficiales, tranquilo, con el rostro inmutado. Y me pregunté, ¿cómo es que puede hacerlo? ¿Acaso no temía que alguien saliera herido? ¿Cómo es que podía lidiar con tanta presión?
-Uno se acostumbra, Señor Ferran. – responde como si me hubiera leído la mente. – Mi trabajo no es fácil, tengo que lidiar con mucho, pero devolver a esas personas a su hogar es mi mayor satisfacción. Ya verá como su esposa también regresa.
Si el agente Peral fuera más viejo, y trabajado en el caso de Alison, estoy seguro que él hubiera hecho justicia. Pero al parecer Mario no es el único que juega como si fuéramos sus títeres, el destino también era cruel con nosotros.
-La tenemos. – dijeron de pronto. – Está inconsciente, pero ya llamamos a una ambulancia.
Solo bastaron dos palabras, ¨La tenemos¨, para que volviera a respirar, para que mi mundo siguiera y se detuviera a la vez. Fue como un salto, en un momento estaba allí y después allá, del dolor a la felicidad, de la esperanza a la realidad.
Nada dolía. Y eso estaba bien.
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Una Boda Por Un Contrato [Completo]
Romance¨Una firma puede cambiarlo todo¨ Renzo tiene una herencia que poseer y una cláusula que cumplir para que esta esté en sus manos. Mía es una chica dulce, amable y protectora, y no imaginó que estaría a punto de perder al ser que más quiere y que toda...