Capítulo 8

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Renzo

Sentado en el despacho de mi casa, repasando los puntos del caso que tengo mañana temprano, con una copa en la mano, pensando en Mía. Es una secuencia sin ritmo, salto de una diagonal a otra, primero un trago, el último recuerdo de esa chica, de nuevo me sumerjo en el trabajo, vuelvo a recordar lo hermosa que es.

Miro el reloj que tengo en mi muñeca, Axel ya debió llegar a casa.

Coge el móvil y llamo, al tercer timbre lo toma.

- ¿Cómo te fue? – digo en forma de exigencia.

-Estoy conduciendo hacia tu casa cuando llegué hablamos. – cuelga.

Cinco minutos después ya estaba caminando para abrir la puerta.

-No te vas creer el problema tan grande que tiene. –dijo mientras entraba y se sentaba en el sillón de la sala- Ella puede ser nuestra solución.

Problemas, el punto débil de toda persona, Uno siempre buscaba la forma, buena o mala, para resolverlos.

- ¿Cuál es el problema en el que está metida? – me acomode frente a él.

- Más que un problema es una fuerte necesidad. – se desató la corbata y la tiró a un lado- Su madre morirá si no paga la operación de corazón.

Esa sí que era una gran necesidad, dinero para salvar la vida de tu madre. ¿Mía podría aceptar tan descabellado contrato? No es que le estuviera proponiendo algo ilegal, solo fingiría ser mi esposa por unos meses, ella recibiría una buena recompensa y después los dos seguiríamos nuestros caminos.

- ¿Se lo propusiste? – aunque conocía los impulsos de Axel esperaba que él hubiera tenido un poco de discreción y esperarme para hacerlo juntos- ¿Le hablaste del contrato?

- No es que le dije mucho, solo que tenía la solución a sus problemas y que mañana me esperara para hablar.

- ¿Que más le dijiste? – exigí - ¿Cómo reaccionó?

Intentaba imaginarme a Mía y Axel teniendo una conversación a escondidas, la expresión de rostro y lo desconcertada que debió haber quedado cuando mi amigo se fue sin responder sus preguntas, pero no tenía nada de ella porque no la conocía.

- Ella es tenaz. - sonríe - Sabía que la estaban siguiendo... – hizo un gesto de dolor- Así que me tendió una trampa cuando doblo la esquina, no tardó en descubrirme y hacerme cara. 

Había tres cosas para las que Axel no funcionaba, mentir, espiar y saber perder.

- Entonces le dije que le podríamos darle el dinero. – siguió mientras caminaba al pequeño bar de la sala- Ella me pregunto de que le hablaba y le dije que lo dejaríamos para mañana.

Axel sirvió dos copas y me entregó una en la mano, la deje a un lado, no tenía ganas de seguir bebiendo.

- ¿Crees que ella acepte?

- Si yo tuviera sus mismos problemas lo haría sin dudar, tampoco es que le vayas a proponer comente un delito.

¿Mía podría ser la mujer con la que tejería una gran red de mentiras? Si ella aceptara el contrato yo le pagaría cada gasto del hospital, además de una mensualidad que podría ahorrar para cuando llegue a su fin nuestra falsa relación, pues ella no regresaría a su trabajo como secretaria. De igual forma le tendría que advertir de Mario, cuando mi primo empezara a especular no habría nadie que lo detuviera para desquitarse conmigo.

- Mañana cuando ella esté en tu despacho me llamarás. – suspire– Tendremos cuidado sobre qué contarle, solo lo esencial, y ahí mismo escucharemos su respuesta.

- Ella aceptará. – dijo Axel con seguridad.

- Eso no lo sabes.

- Acaso no harías lo mismo si tu madre estuviera a punto de morir. – asentí. Era verdad, lo haría. Lo hubiera hecho en el pasado, firmaría un contrato con quien sea con la única condición de poder conservar más tiempo a las personas que amo, pero la vida no es tan fácil, y en esos años estaba muy cegado por la traición. 

Una Boda Por Un Contrato [Completo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora