Mía
Renzo acaba de salir del hospital, con Axel a su costado, a hacer no sé qué cosa en la comisaria, supongo que algún papeleo. Y justo cuando él se despide con un beso, y Axel me sonríe desde la puerta, ingresan Emma y Lina corriendo como una manada de rinocerontes en la sabana.
Ah, y la intravenosa que me arranque, gracias a un Renzo que, desesperado por mi salud, llamó a una enfermera y volvía a estar donde antes. Odiaba las intravenosas, o cualquier aguja, o cualquier cosa que significaba permanecer más tiempo en el hospital.
-No tienes ni idea de lo mucho que te extrañamos. – dice Emma abrazándome, y cuando lo hace, lo hace tan fuerte que libero un pequeño grito. – Lo siento. – sonríe.
-Yo también las extrañe. – respondo con una sonrisa que podría llenar este mundo.
Hasta que no caigo en Lina no recuerdo que Mario se suicidó, supongo que, aunque se llevaban peor que el agua y el aceite, él siempre fue su hermano y que, en algún lugar de su corazón, lo quería.
-Lo siento, Lina. – tomo la mano que ella misma estira.
-Fue su decisión, no hay que sentir. – advierto un desliz en su voz.
Lina... Dentro de ella deber de haber mucho, pero cuando esté lista hablará, porque sí, ella es de las personas que no dicen ni pio hasta que su corazón les mande.
- ¿Cómo te encuentras? – Emma cambió de tema, y mágicamente, el ambiente se volvió más ligero.
-Cansada, débil, con ganas de poner pie fuera del hospital, con... - evito mencionar las náuseas y mareos. – hambre.
Lina se mordió el labio, y era un gesto que solo hacia cuando no sabía como expresarse.
-Cuando Renzo salió se veía un poco aturdido, ¿es qué algo anda mal entre ustedes? – liberó.
En cualquier momento descubrirían que Renzo y yo nos dimos una pausa, además, esperaba que una de ellas me acogiera en su casa, me inclinaba por Lina, nunca podría dormir bajo el mismo techo que los calenturientos de Emma y Axel. Puaf.
-Nos separamos. – dije de golpe, y por sus expresiones, supe que la idea no les agradaba del todo, a mi tampoco, pero era lo que había.
- ¿Por qué? – preguntó Lina colocando una mano en cada uno de mis hombros y sacudiéndome. - ¿Es que acaso se han vuelto locos? Estar tanto tiempo secuestrada te debió de quemar algunas neuronas.
¨Tal vez¨ - evité decir.
- ¿Es una broma? – protestó Emma mirando a cada lado de la habitación, como quien esta siendo grabada a escondidas por un programa de bromas.
Negué con la cabeza.
-No exageren, nos separaremos solo por un corto tiempo. – Espero. – Renzo necesita un descanso para poner en calma a su corazón y su mente, lo del asesinato de Alison y el perdón de Mario lo dejó muy revuelto. No es una ruptura oficial, seguiremos casados, solo que nos daremos espacio. Aún lo quiero. – concluí, y el ¨Aún lo quiero¨ parecido calmarlas por completo.
Lina suspiro molesta, junto el entrecejo y soltó mis hombros.
-Será bueno para los dos tener esta especia de pausa matrimonial. – refutó Emma.
¡Aleluya! Por fin alguien me entiende, pero al parecer Renzo no era el único molesto con nuestro acuerdo.
- Uf, ya qué. – dijo Lina poniendo los ojos en blanco. - ¿Te quedarás conmigo?
-No. Se quedará conmigo. – contradijo Emma.
Nunca he tenido dos amigas que se pelearan por estar a mi lado, era más de las que ignoraban, así que, cuando se inicia una pelea tonta entre ellas sobre en que casa quedarme, sonrió con ternura. Sin embrago, no hay opción, es Lina y no Emma y Axel con su intimidad.
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Una Boda Por Un Contrato [Completo]
Romance¨Una firma puede cambiarlo todo¨ Renzo tiene una herencia que poseer y una cláusula que cumplir para que esta esté en sus manos. Mía es una chica dulce, amable y protectora, y no imaginó que estaría a punto de perder al ser que más quiere y que toda...