15. Planes

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Gracias al alza de las temperaturas, en los árboles podían observarse los primeros brotes color verde que indicaban el inicio de la primavera, época en la cual la naturaleza hacía gala de sus hermosos tonos que embellecían los bosques y la ciudad. Y no solo eso, esta estación del año también se caracterizaba por hacer que los más diversos corazones se empeñaran en buscar a sus almas gemelas o a reafirmar sus amores actuales.

Sin embargo, todos en Wong sabían que las estaciones no estaban pasando de manera normal y por lo tanto, esta primavera estaría lejos de ser la temporada del año que trae felicidad y amor a los seres vivos. De todas las flores que solían surgir en los extensos terrenos del Imperio, solo la mitad sobrevivió a la escasez del agua y a las crueles heladas del invierno que ni siquiera trajeron consigo nieve para servir de reserva hídrica.

Aturdida, una mariposa revoloteaba los jardines de la residencia Kang. Le quedaba poco tiempo de vida, y lo aprovechaba cumpliendo hasta los últimos segundos su labor polinizadora, tan importante en el contexto actual de Wong. Luego de alimentarse desde un lirio, despegó sin saber que se trataba de su vuelo final. No alcanzó a avanzar ni un metro, cuando cayó al suelo sin ninguna oportunidad de retomar su camino, puesto que al intentar elevarse, con las pocas fuerzas que le quedaban, un perro llegó, la deslizó entre sus patas y se la llevó a la boca.

- La naturaleza es hermosa y cruel a la vez.- Kang Hyewon, quien había presenciado la escena, decía en un tono calmado.

- ¿Quiere más té Señorita?- Una criada le ofrecía del líquido negro que estaba bebiendo.

- No, gracias. Tengo que salir.- La chica de nariz y barbilla delicada, y de rostro sin mayor expresión pero de ojos profundos, se levantaba de la mesa mientras terminaba de ver como su perro, Zeze, jugaba con un trozo de ala de la mariposa ya muerta.

Kang Hyewon, hija mayor de la familia Kang, se caracterizaba por tener una personalidad que aparentaba ser tímida, pero que en realidad no temía decir lo que consideraba correcto en cuanto a sus valores y la moral que sus padres le habían enseñado. Quizás sus expresiones faciales no le permitían al resto discernir sobre lo que estaba pensando, sin embargo sus palabras siempre eran lo suficientemente asertivas, lo que hacía que muchas personas a su alrededor le demostraran un gran respeto y la consideraran como una digna sucesora de su padre, el sabio Kang, el cual había fallecido hace casi dos meses atrás.

Hyewon tenía planeado ir a la tumba de su progenitor a rezar y dejarle ofrendas para que siguiera protegiendo a su familia. De camino, se podía percibir como la guerra estaba haciéndose notar en las calles de la capital, cada vez era más fácil observar más y más personas con el dialecto del norte llegando a refugiarse hacia el centro del Imperio, y tampoco era extraño ver a varios hombres heridos con distintas extremidades amputadas, producto de batallas perdidas, deambulando, pidiendo limosnas.

- Toma buen hombre.- La chica le entregaba un broche de oro a un hombre tuerto, con la mitad de la cara desfigurada producto de quemaduras y sin el pie izquierdo.

- Muchas gracias Señorita. Que los Dioses la bendigan a usted y a toda su familia.-

- Gracias. Pero los Dioses ya me bendijeron al hacerme nacer entre todos mis privilegios.-

Y sin dejar que el mendigo respondiera, Hyewon siguió su camino hacia el Templo, en cuya entrada compró velas, vino de arroz y flores para su difunto padre. Frente a su lápida, la muchacha se arrodilló y comenzó a rezar hasta que a lo lejos oyó unas voces que interrumpieron sus oraciones.

- Que te quede claro que solo te acompaño porque Yena me lo pidió.-

- No tenías que hacerlo si no querías. Podía venir solo con la Oficial Lee a ver a mi madre.-

Stuck with you  ~Yenyul/Yulyen~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora