5. Lealtad

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Los preparativos del funeral de Sugmin y Bomi ocupaban cada rincón del palacio. Ante la nula reacción que Yena estaba teniendo, Ziyan se encargaba de los detalles de la ceremonia. El sabio había tomado la dirección del palacio y el cuidado de la Emperatriz, era él quien demostraba la calma al pueblo.

La peligris estaba confinada en su nueva habitación, la que fue de sus padres, no comía ni bebía nada, sus acciones solo se limitaban a responder mecánicamente a los designios del consejero Imperial y a mantenerse sobre la cama abrazando sus rodillas. El insomnio se iba volviendo cada vez más frecuente.

Yoojung aún no tenía permitido verla, Ziyan había decidido mantener la orden de dejar aislada a la gobernante con el fin de que pudiera superar el fallecimiento de sus padres, a la vez de concentrarse en sus nuevas labores. Sin embargo, lo que Yena más necesitaba ahora era un apoyo a todas las emociones que formaban una tormenta en su cabeza y corazón.

Los cuerpos de los ex Emperadores estaban pronto a llegar a la capital y junto a ellos, regresarían personas que cambiarían la dinámica del palacio. Uno de ellos, era Seungkwan, quien dejaba definitivamente su puesto como oficial en el norte para cumplir con su labor de casarse con la Emperatriz.

Y la otra, era una visita que causaría incomodidad tanto a Ziyan, como al resto de los sabios Imperiales: la hermanastra de Yena.

- ¿Qué es este escándalo?- El consejero Imperial se acercaba a la entrada del palacio, en la cual los guardias trataban de contener a una chica de mirada sarcástica, cabello anaranjado corto y poseedora de una cicatriz justo arriba de su labio superior.

- La señorita acá presente insiste en entrar.- El soldado de más alto rango respondía.

- Usted sabe perfectamente quien soy.- La recién llegada se hizo espacio entre los hombres para ponerse delante de Ziyan. – Llame a Yena. Ella es quien debe decidir si puedo entrar o no.-

- Dile Emperatriz.- El hombre de mayor edad chasqueó la lengua. – Chiquilla mal educada. Ella está muy ocupada como para atenderte.-

- ¡Yena! ¡Yena!- La chica comenzó a gritar hacia el interior de la gran residencia real.

- ¡¿Pero qué estás haciendo?! ¡Estamos en duelo, no metas ruido! ¡Guardias, sáquenla de acá!-

En el momento en que los soldados la tomaron por los brazos, la peligris apareció desde atrás de uno de los pilares de la entrada. Yena se había obligado a dar un paseo por uno de los jardines, encontrándose justamente con la escena de los hombres y la joven.

- ¡Yena!- Volvió a gritar una vez más, consiguiendo llamar la atención de la nombrada.

- Tú...- Sin mucha expresión en los ojos y con una voz apagada, la Emperatriz reaccionó al llamado.

Aprovechando el descuido de los guardias, quienes se inclinaron ante la presencia de Yena, la segunda hija de Sugmin se soltó del agarre y fue directo hacia la peligris.

- Ha pasado tiempo.- Le dijo entregándole una sonrisa.

- ¿A qué viniste?-

- ¿Acaso no es obvio?- La pelinaranja clavó su vista en el atuendo color negro de la Emperatriz. - Vine a presentar mis respetos en el funeral de mi padre.-

- ¿Viniste sola?- Yena miró hacia varias direcciones.

- Si. Le dije a mi madre que no viniera.-

Ambas chicas sostuvieron sus miradas, era la primera vez que mantenían una conversación, puesto que de niñas, los adultos nunca dejaron que tuvieran contacto alguno.

Stuck with you  ~Yenyul/Yulyen~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora