10. Inicio

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Con los nervios atacándola y haciendo que su actuar fuera torpe, Chaewon no fue capaz de prestar una ayuda real hacia la curandera Imperial, quien ya tenía los labios y la piel en tonos morados. La pelicorta decidió salir de la habitación en busca de socorro.

- ¡Ayuda! ¡Necesito a alguien aquí!- Gritó con todas sus fuerzas.

- ¿Qué está pasando?- Ziyan llegaba apresuradamente.

- ¡La curandera!- Chaewon lo tomaba bruscamente de sus ropas para hacerlo entrar a donde se estaba presentando la emergencia.

Al ver a Yoojung, el concejero Imperial se puso rápidamente a su lado y comenzó a hacer lo posible para salvarla. Apretaba y apretaba su pecho para conseguir que volviera a oxigenar lo pulmones, Ziyan comenzaba a sudar por el esfuerzo realizado, el cual estaba siendo en vano. Al darse cuenta de aquello, empezó a bajar la velocidad del masaje cardiorrespiratorio.

- ¿¡Qué estás haciendo!?- Gritó Chaewon con un tono entre asustado y desesperado. - ¡Sálvala!-

- Es muy tarde...- Ziyan finalmente detuvo la maniobra de auxilio. – Si solo se hubiese actuado más rápido...- Miró fijamente a la contraria, quien desvió la mirada.

- ¿¡Pasó algo!?- Chaeyeon y Yujin aparecieron dispuestas a actuar ante cualquier problema. – Oímos los gritos.- Era la primera quien hablaba, pues la más alta quedó hecha una estatua al ver quien yacía en el suelo, sin movimiento.

- Ustedes.- El concejero Imperial comenzaba a dar órdenes a las soldados. – Encárguense del cuerpo mientras que nosotros. – Volvía a mirar a Chaewon. – Iremos a dar la noticia a la Emperatriz.-

El anuncio fue un balde de agua fría para la pelicorta, no se sentía capaz de enfrentar a Yena ¿Cómo explicaría que en un momento quiso a Yoojung muerta? ¿Qué todo sería muy diferente si la hubiese ayudado apenas comenzó con los problemas? No, definitivamente no podía decir algo como eso. Sería minar completamente toda la confianza que había podido obtener de su hermanastra, sería verse nuevamente rechazada por alguien a quien quiere. Y no podía permitirlo, porque no aguantaría volver a estar completamente sola.

Yena revolvía su cabello mientras leía los reportes de los sabios del Templo, la sequía que tenían pronosticada al parecer sería mucho más dura de lo que pensaban. Iba a firmar un decreto para acortar el periodo de descanso de los campesinos con el fin de que pudieran producir más alimentos para la dura época que se avecinaba, cuando sin querer pasó a llevar la tinta china, haciendo que esta cayera directamente en los papeles que tenía al frente, estropeándolos.

- ¡Aish!- Se levantó molesta, alcanzó por poco a que su vestimenta no se viera afectada. - ¡Maldita tinta!-

Estaba tratando de salvar algunos documentos, cuando sintió que la puerta se abría bruscamente, lo que aumentó su exaltación.

- ¿¡Quién entra sin anunciarse!?- Gritó irritada. - ¿Ustedes?- Incrédula, elevó su ceja derecha al ver a Ziyan y Chaewon entrando a su oficina. – Es extraño verlos juntos.-

- Tenemos algo importante que hablar con usted.- El consejero Imperial hablaba mientras hacía una reverencia y luego miró a quien lo acompañaba, sin embargo, la pelicorta estaba completamente en otro mundo, ni siquiera era capaz de mirar a su hermanastra.

- ¿Qué sucedió?- Yena dejó los papeles que sostenía encima de la mesa y se acercó a ambos, movía su vista de uno a otro.

Silencio.

- ¿Qué pasó?- Repitió.

Más silencio. Ziyan esperaba que fuese Chaewon quien comunicara la noticia, puesto que ella había sido la última persona que estuvo con la curandera Imperial y podía explicar bien lo ocurrido.

Stuck with you  ~Yenyul/Yulyen~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora