18. Sorpresas

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Yuri apenas había podido digerir el desayuno cuando salió disparada del comedor con el rostro hecho un desastre por las lágrimas. Esta había sido la primera discusión seria que había tenido con Yena, lo cual la hacía sentir tremendamente desolada.

A pesar de la clara diferencia de rangos sociales, y exceptuando cuando recién comenzaban a conocerse, la mayor nunca se había aprovechado de su estatus para ordenarle a hacer cualquier cosa, ni siquiera cuando tenían opiniones diferentes. La relación entre ambas era totalmente horizontal y de hecho, en algunas ocasiones, era Yena la que se mostraba totalmente sumisa ante las decisiones de la pelinegra.

Por todo lo anterior es que Yuri se encontraba apenada y desconcertada por el cambio de actitud que estaba teniendo la chica que robó su corazón. Se le hacía difícil entender a la Yena dictatorial que ahora solo estaba pendiente de como vengar la muerte de sus padres a cualquier costo, incluso si eso significaba matar a personas de su propia nación.

La menor seguía a paso acelerado por los pasillos del palacio hasta que finalmente llegó a su habitación donde se cambió a una vestimenta algo más cómoda con el objetivo de ir hacia el pueblo, tenía planeado ir al templo a visitar a su madre y luego ir al orfanato para deshacer un poco su tristeza jugando con Wonyoung y compartiendo con Minju, aunque sabía que esta última volvería a regañarla por continuar en el palacio...

Ya de camino hacia el pueblo, empezó a sentir unos pasos detrás suyo ¿Yena había ido a por ella? Dio un suspiro. No sabía si tenía el ánimo de hablar con la mayor, había demasiadas cosas que debía ordenar en su mente. Continuó caminando sin mirar atrás, hasta que la persona que la seguía ya estaba lo suficientemente cerca como para incluso percibir su respiración.

- Yena, solo voy al Templo, no tienes que seguirm...- Yuri se había girado para encarar a la peligris, sin embargo, se encontró con un hombre que se abalanzó hacia ella, dejándola inconsciente.

El frío y el olor a humedad hizo que la pelinegra despertara, y desorientada, miró hacia todas direcciones hallándose en una habitación oscura y gris. Una pequeña ventana ubicada en la parte superior entregaba algo de ventilación al lugar, pero era insuficiente para dejar pasar los rayos del sol y así, poder diferenciar si era de día o de noche. De pronto, un sonido la sobresaltó e hizo que su vista se dirigiera a la gruesa puerta de metal que tenía al costado, la cual entre chirridos, empezaba a abrirse, haciendo entrar a un hombre con el rostro tapado con una capucha.

- Veo que despertaste.- El hombre, al ver que la muchacha se abrazaba a sí misma mientras se encogía hacia una esquina, continuó hablando. – Tranquila, no tienes que comportarte así. Si haces lo que te pedimos, no te haremos daño.-

- ¿Quién eres? Y ¿Qué quieres?- Dijo Yuri con la voz temblando.

- Queremos lo mejor para el Imperio.-

- ¿Queremos? ¿Hay más?- La pelinegra acababa de caer en la cuenta que la persona que tenía al frente no era la misma quien la había golpeado en el bosque. - ¿Hace cuánto que estoy aquí? ¿Qué planean?- Sus cuerdas vocales se desgarraban de la desesperación.-

- Una pregunta a la vez muchachita. Llevas una semana acá.-

- ¡Una semana!- Luego de exclamar, el estómago de Yuri gruñó.

- Parece que alguien tiene hambre.- Decía el hombre divertido. – Toma.- Lanzó un trozo de pan duro a los pies de la contraria, quien sin pensarlo mayormente, y siguiendo su instinto de supervivencia, lo agarró con rapidez y se lo llevó a la boca. – Jajaja ¿Qué se siente volver a la vida que debiste haber tenido? Eres una plebeya y como plebeya debiste haberte quedado.-

Stuck with you  ~Yenyul/Yulyen~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora