Al amanecer

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"¿Tienen dos armas escondidas y no me lo habían dicho? ¿Cómo es que no las encontré en el cateo?"

"Creo que tenías más urgencia por sacarnos otra información que por saber si llevábamos algo escondido"

"¿Al menos saben usarlas?" Liliana tuvo el recuerdo de todos los hombres a los que había asesinado hacía unas pocas noches atrás. Nunca había disparado un arma real y creía que eso había sido el fruto de la adrenalina del momento, no creía poder hacerlo de nuevo.

"Liliana es buena, yo no sé hacerlo" Lili se sonrojó mientras Gabriel la veía con una pisca de aprobación, una buena señal después de muchos roces entre ellos. Fue entonces cuando él les enseño los escondites dentro de las celdas que solamente los militares y el conocían y que habían construido cuando levantaron en muro y formaron el refugio; un ladrillo hueco oculto en la parte trasera baja del lavabo que había en cada una, no hacía falta una marca para diferenciarlo del resto. Dentro de ese ladrillo había una llave maestra, capaz de abrir todas las celdas del lugar.

"Sólo los militares sabemos esto, espero, así que shh"

En general no solía haber gente en las celdas, en ese momento se encontraban vacías, pero no faltaba nunca una persona que no congeniaba con el resto del grupo y su forma de vida y cometía actos prohibidos basados en el orden interno, sin embargo, nunca habían tenido que recurrir a uno de sus peores castigos. Afortunadamente ningún militar había incurrido en una falta grave que lo llevara a las celdas, de cualquier forma, las llaves hubieran sido retiradas para evitar su escape.

"Bueno, necesito que vayan a casa de nuevo, descansen y regresemos a este punto justo al ponerse el sol, vamos a tener una práctica de tiro"



Los miembros del Consejo estaban cansados, su cabeza se sentía pesada y necesitaban dormir, pero aún así consiguieron mantener la concentración en lo que se necesitaba en ese momento, encontrar al culpable.

La mesa redonda les permitía verse unos a otros y estar todos al mismo nivel, no había nadie por encima del otro y así comenzaron a dar sus coartadas.

"Honestamente, yo soy demasiado viejo para andar pateándole la jaula al perro, perdería más de lo que ganaría"

"Yo sólo soy un representante local y mi familia está aquí, no pondría a mis hijos en riesgo por una promesa con esas personas" Primitivo se excusó también, su voz denotaba seriedad absoluta.

"Pues mi cargo es ser protector de la justicia, fui un policía judicial y ahorita estoy a cargo de la policía del refugio. A mí ni me miren" Pedro salió en su defensa, alegando su responsabilidad y no parecía esconder nada. Victoria también habló para protegerse, igual que el resto de personas.

"¿Y cómo estamos seguros de que no fueron ellas las que los trajeron? Digo ¿De pronto llegan, dicen cosas asombrosas y luego nos vienen a quitar nuestro hogar pero que las dejemos encerradas aquí? A mí me parece que hay gato encerrado y más por todos esos misterios que se traen y que no quieren decir" Victoria se sintió golpeada por esas palabras, no esperaba tremendo alegato del hombre en quien más desconfiaba, de pronto se le antojo posible esa idea, pero aún así, no podía creer en las palabras que Pedro decía y menos después de la deducción que Mía había hecho. Este hombre estaba mintiendo.

La mesa se quedó en silencio total. Victoria se levantó de su asiento y caminó alrededor de toda la mesa, sus manos estaban cruzadas detrás de su espalda.

"Bueno, es bien sabido que cuando estabas en campaña te cacharon nexos con el narco"

"Ay, por favor, Victoria, eso es cosa del pasado. No me vengas ahora con viejos fantasmas"

"Ajá, puede que tengas razón, pero, para quienes no estuvieron presentes en la pequeña reunión con Bernabé hace rato, el representante del Cartel, el mismo nos dijo que ya llevaban tiempo queriendo invadir nuestro refugio. Así que alguien en esta mesa debió de haber estado en contacto con ellos desde hace ya mucho tiempo"

De pronto Pedro no supo que decir. Los miembros lo miraron, expectante, no había nada más que apuntara hacia otra persona en esa mesa y sí, a pesar de su historial delictivo la gente decidió que él era una persona excelente para el puesto porque se había liberado de sus cargos y al fin y al cabo era un defensor de la justicia, además de que los embelesó con su discurso de perdón.

"Ya estoy hasta la madre de que se me vea como el villano en este cuento"

"Sólo admítelo, Pedro, por una vez en tu puta vida acepta tu responsabilidad"

Los miembros del Consejo se levantaron mientras exigían a Pedro lo mismo que Victoria, arrinconándolo y obligándolo a escupir la verdad. Él se levantó de su silla y se alejó de la mesa, visiblemente nervioso, parecía estar ocultando muchas cosas, y comenzó a tartamudear al tratar de defenderse, hasta que ya no pudo hacerlo.

"Está bien, está bien, sí fui yo ¿Y? Ya estaba cansado de que esta perra me humillara en cada oportunidad. Yo debí haber sido gobernador, yo debí ser la cabecilla de este lugar, pero no, tenía que llegar esta zorra a quitármelo todo"

Dos de los miembros se acercaron a calmarlo, pero él los aventó.

"Déjenme en paz, hipócritas de mierda"

Cuando pretendía salir corriendo, Mía se paró en frente de la puerta sosteniendo su rifle, apuntando a la cabeza del hombre.

"No me amenaces, estúpida, eres igual que tu tía" Victoria le soltó una cachetada que nadie esperaba.

"A mi sobrina no le hablas así. Mía, soldados, llévenselo a las celdas"

Pedro forcejeaba, gritaba y maldecía, mientras dos hombres lo llevaban a rastras por el pasillo y Mía los seguía sin dejar de apuntar.

Todos se quedaron mirando estupefactos. Primitivo habló.

"Va a tocarle la Pena Máxima ¿Cierto?"

"Exacto. Morirá mañana al amanecer"

Antes del AmanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora