Gabriel despertó desubicado. En su último recuerdo, estaba en el carro, escapando de San Francisco, dejando atrás los cuerpos de toda la gente a la que conocía. Recordaba también a Aurora y a Mía discutiendo por el control del vehículo y vagamente el hecho de que alguien los estaba siguiendo. Después de eso perdió el conocimiento y, al parecer, nadie pareció darse cuenta.
Se levantó exaltado, con un dolor punzante en el costado de su cuerpo con sangre fresca, provocada por el acelerado despertar que había tenido. La luz entraba tenuemente a través de las maderas que cubrían las ventanas del pequeñísimo apartamento en el que se encontraban.
Todas dormían tranquilamente menos Mía, que lo miraba fijamente cuando recuperaba poco a poco el conocimiento de quién era y dónde estaba.
"Menos mal ya despertaste"
Ella se veía aliviada en verdad y exhaló un suspiro enorme al verlo levantarse. Su piel morena estaba pálida, fantasmal, había perdido bastante sangre, Su nariz lucía incluso más grande en su rostro demacrado por las noches que habían pasado; el cuerpo le dolía horrores, tenía moretones y una jaqueca terrible. Necesitaba seguir descansando.
"¿Cuánto llevo dormido?"
"Apenas tres noches"
"' ¡Tres noches!"
"Shhhhh, cállate, que vas a despertar a todo el mundo"
Se sintió un poco apenado y bajó el volumen mientras se recostaba de nuevo en la cama, intentando controlar los mareos que de pronto le vinieron.
"Hemos estado intentando reparar el carro mientras dormías. Pero no parece quedar"
"¿Qué pasó?"
Mía le platicó todo lo que había ocurrido, él parecía sorprendido de que todo eso hubiera pasado y de que el haya estado inconsciente. No sabía lo que era caer desmayado y ser arrastrado por alguien más, generalmente, él era el coordinador, el que salvaba a la gente. No era el cobarde que huía a la primera oportunidad y se desmayaba. Las lágrimas empezaron a salirle a borbotones, su rostro blanquecino recuperó un poco el color.
"Soy un puto cobarde, los dejé a todos atrás cuando debí haber muerto a su lado"
"No lo eres, Gabriel, tú lo diste todo. Casi mueres. Esa batalla estaba perdida incluso antes de empezarla, no había nada que hacer, hiciste lo correcto. Un cadáver no puede salvar al mundo"
Ahí estaban otra vez esas palabras. Salvar al mundo. Se le antojaba increíble las veces que las había escuchado en tan poquísimo tiempo y lo involucrado que ya estaba en ellas a pesar de no creerles. Se calmó un poco, pero de nuevo se puso alerta.
"¿Dónde estamos?"
"En un pequeño refugio que encontramos"
"¿Refugio" ¿Ustedes colocaron esas tablas en las ventanas?"
"No, ya estaba así cuando llegamos"
Gabriel se levantó de golpe. Y comenzó a buscar algo.
"¿Qué haces? Acuéstate, necesitas descansar"
"Ya dormí lo suficiente"
Que un lugar estuviera en esas condiciones y vacío le parecía sumamente extraño. Buscó señales que indicaran que alguien más hubiera estado ahí antes que ellos, pero no parecía haber nada.; La cocina estaba vacía, sin algún objeto visible más que la estufa llena de cochambre, un pequeño comedor de plástico y un reloj detenido a las seis y veintitrés minutos. No había indicios de que alguien hubiera vivido allí en mucho tiempo.
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Antes del Amanecer
Science FictionLa humanidad por fin acabó con la Capa de Ozono y ahora vivir de día es imposible y debes dormir con un ojo abierto. Así es la vida de Liliana, una mujer que desde siempre ha estado sola y ahora debe luchar para sobrevivir, hasta que conoce a Aurora...