Mentiras

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"Así que por fin vas a soltar la sopa"

El empezó a reír maníaco, victorioso, celebrando su triunfo. Liliana sintió que un líquido caliente le escurría por el cuello cuando volteó a ver a los demás. Gabriel estaba con la mirada perdida, Victoria respiraba aun con dificultad exhalando borbotones de sangre con cada respiración, Mía no reparaba en su brazo herido y su rostro ya se encontraba relajado cómo puede estarlo alguien que se encuentra bajo esa situación.

"Y ¿cuál es?"

Aurora dio una larga lista de números y letras que parecían protección de una cuenta bancaria. El walkie – talkiepor el cuál habló hizo una larga pausa y de pronto rompió el silencio.

"Jefe, tiene que ver esto con sus propios ojos"

"¿Por qué no puedes decírmelo solamente? ¿Crees que tengo tiempo para ir de aquí allá en jueguitos pendejos? ¡DIME QUE HAY AHÏ!"

El eco de su voz resonó en todo el lugar en un estruendo. Sobresaltando incluso a los hombres calvos que custodiaban a los rehenes.

"Nada"

"¿Nada?"

Primero cruzó por su mirada una genuina sorpresa que abrió paso a una furia en incremento en el rostro del hombre. Le habían visto la cara de estúpido, sólo que no sabía que no era al único.

"Nada de documentos para salvar al mundo. Sólo un pase con la foto de una de las chicas, la que tiene el brazo roto"

Todos miraron a Aurora, esperando alguna explicación, incrédulos, visiblemente molestos. Ella volvió a bajar la mirada para ocultar la vergüenza.

"Au...rora... ¿Qué significa esto?" Liliana tenía un nudo en la garganta y aguantaba las lágrimas de frustración y terror, de ver que ella no estaba dando la cara, ni literal ni metafóricamente. Gabriel entonces recuperó sus fuerzas y se levantó de su lugar, se fue hacia donde estaba Aurora y la golpeó con fuerza en el rostro, la nariz le sangró inmediatamente. Ella siguió imperturbable.

"G...G...Gabriel, basta"

Un chorro de sangre brotó del cuello de Victoria, quien daba sus últimos respiros.

"¿¡CÓMO QUIERES QUE ME CALME!? ¿CÓMO QUIERES QUE ME PINCHES CALME? Ve lo que te hicieron"

Tenía la voz aguda y entrecortada por el dolor cuando se acercó a su madre. Ella lo miró a los ojos, suplicando perdón, diciéndole que lamentaba haberlo traído hasta aquí y haber confiado tan ciegamente en todo.

"Estabas sedienta de esperanza, no es tu culpa" él le acariciaba la cabeza, la sangre chorreaba en sus pantalones. Fue entonces cuando por fin Victoria exhaló su último aliento, acompañado de un gorgoreo proveniente de su garganta. Gabriel gritó ante los ojos de todos, quienes miraban perplejos la escena; el único que parecía estar disfrutando genuinamente era el líder de todo esto, quien reía descontrolado. Liliana de pronto tuvo un dejavú, y se acordó de su padre. Las lágrimas entonces le vinieron a mares a los ojos, Aurora seguía sin moverse, pero podía notarse el temblor en su cuerpo mientras la sangre goteaba por la posición de su cabeza.

"Ohhh que triste ¿hay algo que pueda hacer por ti?" el tono de sarcasmo en la voz fue suficiente para que Gabriel le soltara un golpe en la mandíbula a su captor. Los dos hombres calvos lo golpearon y lo sometieron, dejándolo completamente inconsciente.

"Llévenlo a mi oficina, necesito divertirme un rato" pero sus ojos revelaban que la diversión no incluía juegos de mesa para ambos, sería unidireccional y terminaría de un modo terrible para Gabriel.

Antes del AmanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora