Capítulo 12

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Dalia suspiraba de alivio mientras seguía al doctor para ir a la habitación con su chico, había estado muy angustiada pues en el camino a la ambulancia el chico se desmayó, y cuando llegaron al hospital se lo llevaron, hasta hacía unos minutos el ...

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Dalia suspiraba de alivio mientras seguía al doctor para ir a la habitación con su chico, había estado muy angustiada pues en el camino a la ambulancia el chico se desmayó, y cuando llegaron al hospital se lo llevaron, hasta hacía unos minutos el médico le dio respuesta a todas las interrogantes que le pasaban por su cabeza, Seon Ho se encontraba bien, no había pasado a mayores, pero fue algo secundario de su accidente, Dalia se preguntaba si el chico había recordado algo.

Cuando llegaron a la habitación el doctor se retiró dejándolos solos, ella entró con cuidado para que no le molestara el ruido, Seon Ho quien abría sus ojos poco a poco, volteó a la puerta y la vio, inmediatamente sonrió débil ella también lo hizo, se acercó a él y se sentó a un lado tomándole su mano.

—Me asustaste mucho Seon Ho —susurró con tristeza.

—Lo siento —respondió mirándola, en sus ojos había preocupación. —Pero tranquila, yo estoy bien —sonrió levemente como pudo.

—El doctor me dijo que lo recomendable es que te vayas a casa pero que no salgas por una semana —dijo mirándolo como si lo estuviera regañando pero en realidad se preocupaba con él.

—Está bien —respondió "rendido", ella se acercó y le besó la frente, el doctor abrió la puerta y se acercó a ellos.

—¿Cómo te sientes? —preguntó el doctor.

—Me siento bien —respondió asintiendo levemente.

—Veo que tienes una excelente enfermera —dijo mirando a Dalia riendo levemente.

—Sí — él sonrió acercándose a su pecho, mientras ella acariciaba su cabello.

—Con amor, todo cura rápido —susurró con ternura, ambos chicos se sonrojaron pero sonrieron.

—Por cierto, ¿No sentiste nada más? ¿No tuviste ningún recuerdo? —soltó de repente el doctor.

—No recuerdo mucho —susurró pensativo. —Solo recuerdo que tuve uno de mi infancia, estaba en Corea, en un parque de diversiones, pero es todo lo que recuerdo.

—Creo que debemos de tener mucha paciencia, esto será mas difícil de lo que pensábamos —respondió serio el doctor, ambos chicos prestaron atención y asintieron.

—Ahora tengo más paciencia y no me preocupo como antes doctor, lo único que me preocupa es encontrar a mi familia —susurró manteniéndose positivo.

—Continua positivo, pero cuídate mucho Seon Ho —ordenó el doctor dándole una palmada en el hombro.

—Muchas gracias —respondió haciendo una leve reverencia con su cabeza.

—Cuidado, no hagas muchas reverencias, solo por esta semana, los movimientos bruscos pueden hacerte daño

—Yo le recordaré eso doctor, no se preocupe —respondió Dalia.

El doctor asintió y se retiró del lugar dejándolos solos de nuevo, Dalia miró a Seon Ho y lo abrazó, se sentía más tranquila al verlo frente a ella.

[...]

Los días pasaron y Dalia cuidaba de Seon Ho en su casa, le ayudaba con sus 3 comidas pero no se quedaba a dormir, lo atendía con mucho cariño, cuidado y sobre todo amor. El chico veía eso y no paraba de pensar en que estaba muy agradecido con aquel accidente fuera lo que fuera, pues si eso no hubiera pasado no hubiera conocido a su linda novia, y es que el pensaba que el universo no solo le había enviado la compañera hermosa en todos los sentidos, si no, aún más valiosa por el corazón tan grande que tenía. Definitivamente ella era su arcoíris en la vida, Seon Ho la amaba, pero aun no se lo había dicho.

Dalia se sentó a un lado de él, Seon Ho acariciaba su mejilla, admirando su rostro, ella estaba muy sonrojada y miraba hacia otro lado, aunque había ratos que volteaba y lo miraba a los ojos

—Basta, me sonrojas —susurró la chica haciendo un leve puchero.

El respondió con una sonrisa, le parecía tierna la actitud de la chica, él extendió sus brazos indicando que quería un abrazo, ella lo hizo, se acercó y lo abrazó.

—Tus abrazos son mi mejor medicina —susurró en su oído.

La chica sonrió con sus mejillas ardientes y rojas, se separaron del abrazo pero quedaron muy juntos, sus rostros estaban muy cerca, se miraban a los ojos y luego bajaban su mirada hacia los labios, hasta que Seon Ho dio el paso y la besó, ella correspondió a su beso mientras él la abrazaba poniendo sus manos en la cintura, ella se aferraba a su cuello, ese beso poco a poco fue subiendo de tono, sus lenguas jugaban entre si, mientras ambos sentían un cosquilleo en sus estómagos y una corriente que pasaba por sus cuerpos. Seon Ho giró cuidadosamente dejando a ella en la cama, el estaba encima pero sin dejar caer su cuerpo, se separaron del beso, ambos sabían lo que podía pasar.

—¿Estás seguro? —susurró Dalia un poco nerviosa.

—Sí —asintió mirándola. —¿Y tu?

La chica asintió, Seon no quería hacer algo si ella no quería, pero cuando escucho eso aquel cosquilleo aumentó, ambos sonrieron y de nuevo se besaron, poco a poco el beso iba subiendo y con ello las prendas iban quedando fuera, al estar completamente desnudos, Seon Ho trató de ser cuidadoso en todo momento, tomó un preservativo y finalmente entró en ella, comenzó con movimientos suaves, preocupándose por la chica, ella quería que siguiera, continuaron con aquella hermosa unión, hasta que finalmente terminaron.

Ahora se habían unido en cuerpo y alma, ya eran uno solo y ambos se pertenecían, se sentían felices por aquel maravilloso momento y también un gran paso para ambos. Se encontraban acostados con sus cuerpos cubiertos por las sabanas de seda, Dalia tenía su cabeza recargada en su pecho mientras lo acariciaba, Seon Ho la abrazaba y acariciaba su cabello.

—Te amo Dalia —susurró el chico, Dalia se separó de su pecho lentamente y lo miró a los ojos.

—Yo también te amo Seon Ho —respondió con una sonrisita, para luego acercarse a sus labios y besarlo.

Con tu amor

Se fueron mis penas

Y llegó la felicidad

Gracias a ti, no ciento tristezas, ni dolor

Hoy soy muy feliz

De pronto, el teléfono de Dalia interrumpió ese bello momento, ella se estiró y tomó el teléfono, respondió a la llamada y aquel momento se volvió aún más hermoso para ella, Seon Ho la miró y tenía una sonrisa muy grande dibujada en su rostro, aquella llamada significaba algo bueno para la chica, por eso, ese momento se volvió aún más especial, o eso pensó ella.

My Rainbow [Kim Seon Ho] [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora