Capítulo 18

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La chica miró fijamente a Seon Ho, sus lágrimas comenzaban a acumularse, se paró y dio media vuelta, rápidamente salió de aquel lugar, quería estar lejos de él, sus lágrimas comenzaban a caer rápidamente, trataba de limpiarlas mientras corría, pero sin darse cuenta terminó chocando con alguien, la chica cayó al suelo por el impacto.

—¿Estás bien? —preguntó el chico preocupado agachándose a su altura.

—No —susurró mientras limpiaba sus lágrimas. —Me duele

El chico la miró con empatía, ella no se refería precisamente a la caída, se paró rápidamente y quiso continuar caminando, pero el chico la tomó de su muñeca, viendo como había raspadas en las palmas de sus manos.

—Espera, déjame curarte —respondió mirándola.

—Nadie puede curar el dolor que siento —susurró para ella misma tocándose su pecho, mientras un par de lagrimas caían.

Dalia arrugaba su nariz y frunció el ceño, sentía ardor en sus manos, el chico seguía colocando aquel líquido, cuando terminó le colocó unas pequeñas vendas, la chica miraba al chico como la curaba concentrada, sentía que ya lo había visto en algún lugar.

—¿Te he visto en...? —preguntó confundida, el no respondió, solo sonrió de lado y siguió curándola.

Le colocó una bendita y subió su mirada, encontrándose con los ojos de Dalia, ahora que estaba un poco más tranquila pudo reconocer a aquel chico, era el mismo que la había salvado de la cuenta aquella vez en la tienda.

—Eres tú —dijo con asombro. —El chico de la tienda.

El comenzó a reír por su reacción, hace unos minutos lloraba mucho ahora estaba actuando de manera tierna, él asintió en forma de respuesta.

—En serio... ¿Estás bien? —preguntó mirándola.

—No, no lo estoy —dijo mirando al piso. —Estoy pasando por un momento muy difícil y doloroso, no se que hacer

—Bueno, quizás te pueda ayudar —dijo mirando la vista que tenían. —Mis amigos dicen que soy buen consejero y una buena persona con la que te puedes desahogar —sonrió levemente.

—Pero, ni siquiera sé tu nombre, ¿puedo confiar en ti? —preguntó mirándolo y levantando una ceja.

—Oh, Soy Tom, Tom Holland —sonrió. —Ahora que ya me conoces, puedes confiar en mí —dijo estirando su mano.

—Soy Dalia —dijo tomando su mano para luego agitarla en forma de saludo.

Tom sonrió, podía notar en los ojos de la chica tristeza, no quería preguntarle que había pasado, sabía que apenas se acababan de conocer, por lo que mejor le platicaba cosas sobre él, le hacía pequeñas bromas tratando de sacarle una sonrisa o para distraerla. A Dalia le agradó volverse a encontrar con el chico, pues le ayudaba a dejar de pensar en él y en lo que habían hablado.

—Y bueno, esa es mi historia —dijo mientras caminaban.

—Vaya historia —respondió la chica. —Ahora que lo pienso, te debo aquello que pagaste por mi.

—¿Qué tal si me lo pagas en una salida? Como amigos aclaro —dijo levantando sus manos como en defensa, la chica asintió. —Quizás y esa vez puedas desahogarte conmigo, y seré un buen consejero.

—Gracias Tom, muchas gracias —le respondió con una leve sonrisa.

—No hay de que —respondió sonriendo de lado.

Fue así que Tom amablemente acompañó a la chica hasta el restaurante, mientras seguían conociéndose un poco más.

—Bueno, aquí puedes encontrar deliciosa comida mexicana —dijo apuntando al restaurante.

—O a ti —dijo riendo.

Dalia tenía el presentimiento de que el chico no lo hacía en forma de coqueteo, si no en entablar una amistad, estaba agradecida por aquellas dos veces que la había salvado

—Cuídate —dijo Tom despidiéndose. —Si necesitas algo, no dudes en buscarme

—De acuerdo, nos vemos Tom —dijo en forma de despedida.

Dicho esto, Dalia entró al restaurante, su madre le preguntó si estaba bien al ver las vendas en sus manos, ella le dijo que no había pasado nada grave, que de hecho alguien la había ayudado. Ella no tenía ningún interés por conocer a nadie, pero apreciaba la ayuda del chico, luego de eso se colocó su mandil y se puso a trabajar.

[...]

Seon Ho suspiró, continuó con su camino, ya era de noche, la luna estaba semi llena y brillaba de forma muy bella, el chico estaba nervioso, no sabía como se lo tomaría la persona al recibir su visita, ¿Realmente había tomado la decisión correcta? esa pregunta lo abrumaba mucho en su cabeza, pero después de tanto pensarlo había llegado a la conclusión de que eso era lo que quería, llegó y tocó el timbre de la casa, miró a aquella chica abrir la puerta

—Hola —sonrió nervioso mirándola.

—Hola —respondió la chica sorprendida pero con una sonrisa, pues no esperaba verlo.

My Rainbow [Kim Seon Ho] [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora