Capítulo 17

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Los meses pasaron, la primavera había llegado, las flores estaban en su esplendor, se iluminaban con la luz del sol, regalando una imagen perfecta de la estación, las calles se veían muy coloridas, llenas de vida

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Los meses pasaron, la primavera había llegado, las flores estaban en su esplendor, se iluminaban con la luz del sol, regalando una imagen perfecta de la estación, las calles se veían muy coloridas, llenas de vida. A contrariedad del dolor de Dalia, era un proceso lento, en aquel San Valentín prefirió no salir de casa, pues su dolor aumentaría al ver a todas las parejas felices disfrutando de su día. Aún sentía las noches tristes y no podía evitar llorar hasta quedarse dormida, seguía pensando en él y lo extrañaba mucho.

Mientras Dalia y su familia  desayunaban en el restaurante antes de abrir, alguien llegó con un refresco grande en su mano, era su tía.

—Pasa —gritó su madre, Gabriela se acercó rápidamente, dejó el refresco en la mesa, se sentó y comenzó a oler.

—Mmmm huele delicioso —dijo con una sonrisa.

—Toma, sírvete los que quieras —respondió dándole un plato.

Gabriela tomó un mollete con chorizo, le puso salsa mexicana y le dio un gran bocado, disfrutando cada mordisco, ella amaba los molletes. Dalia la miró y le sonrió Gabriela también le respondió con una sonrisa, a pesar de lo que había pasado no tenían rencores ni mucho menos, ellas se amaban y lo seguían haciendo, ninguna tenía la culpa de haberse enamorado del mismo hombre.

Después de desayunar Gabriela regresó a casa, mientras veía la hermosa vista de la ciudad, recordaba los paisajes de Corea del Sur, de aquellos lindos momentos que pasó con Seon Ho

Era primavera, los árboles de cerezos se veían hermosos, algunos pétalos caían por el viento, Gabriela y Seon Ho caminaban de la mano disfrutando de sus alrededores, se sentaron en el pasto y ahí acomodaron sus cosas para el picnic

—Vaya, qué precioso día —habló Gabriela con una sonrisa.

Seon la miraba con ternura mientras ella estaba distraída, no podía evitar sonreír, se sentía muy contento de poder compartir ese momento con ella, la tomó de la mano, ella lo miró y él le sonrió.

—Tú haces el día aún más hermoso —susurró.

Gabriela sonrió, se sintió conmovida, se acercó a él y lo abrazó, luego le dio un beso en la mejilla. Sacaron todas las cosas y entre ellas un mini pastel, el chico tomó betún con su dedo índice y se lo puso en la nariz, la chica comenzó a reír, también tomó un poco de betún y se lo embarró en la mejilla, ambos reían sin parar, realmente estaban disfrutando de aquel bello momento.

Gabriela sonrió al recordar aquel momento, continuó con su camino para finalmente llegar a casa, ahí soltó el llanto que había guardado en el camino.

Lo que a tu lado fui, me lo guardaré

Solo pido que deje de doler

Lo que a tu lado fui, me lo guardaré

Solo pido que deje de doler

Seon Ho comía, o eso trataba de hacer, no podía evitar continuar pensando en todo lo que había pasado, le desesperaba el hecho de no recordar nada, él sentía que eso hacía que fuera más complicado, pues quería o pensaba que fuera una mentira, pero ahora su mente y su corazón estaban confundidos, extrañaba mucho a Dalia, quería buscarla, abrazarla o besarla, pero quería hacer las cosas bien, no quería hacerle más daño a la chica o hacerla sentir incómoda, tenía que aclarar sus sentimientos y tomar una decisión, si dejarla ir, dejarlas ir o recuperar el amor de una.

Dalia caminaba por un parque, mientras disfrutaba de un jugo de durazno, trataba de distraerse, pero no era tan fácil, seguía pensando en él, ¿Por qué no podía dejar de hacerlo, aunque fuera por un segundo? Su teléfono comenzó a vibrar, era él, ¿Acaso lo había atraído con sus pensamientos? su corazón comenzó a latir rápidamente, tomó el teléfono y respondió la llamada.

My Rainbow [Kim Seon Ho] [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora