14. Esos ojos (III)

382 43 47
                                    

No había podido concentrarse en todo lo que restó del día. Luego de que Makoto le explicara el por qué de no haberle contestado, la ira le invadió de tal modo que no pudo siquiera comer en la hora del almuerzo.

Esperó hasta que fue el horario en que salían los chicos, y quiso dejar a cargo a Kisumi, pero al no encontrarlo, le dijo a Miho que se encargara de ver quién haría de su reemplazo.

Por supuesto que la mujer se quejó, vociferó, y casi insultó. Pero al final decidió que no tenía caso detenerlo.

En cuanto pudo ver a Makoto con los niños creyó que podría calmar su mal humor, hasta que al verlo sonreír notó el miedo y la angustia que estaba cargando.

Les pidió a los chicos entrar al auto, quienes notaron enseguida que el semblante que traía su papá no era el mejor, y tomó la mano de Makoto.

-Espérame con los chicos, voy a hablar con ese...

-¡No! Por favor, Sousuke -su voz sonó disminuída-, no quiero que hables con él. Vámonos a casa, por favor...- sus ojitos brillaron por las lágrimas que se le juntaban.

El corazón de Sousuke se estrujó de rabia y de tristeza. No podía simplemente aceptar lo que había pasado, incluso sí sólo le había dicho que el director lo había intimidado. Suspiró.

-De acuerdo... Nos vamos a casa.- levantó aquella mano de la que lo sostenía y la besó.

Cuando lo hizo se dio cuenta de la marca rojiza que rodeaba la muñeca de su novio, y eso encendió todo su interior.

-¿Te hizo eso?- Sousuke vio cómo Makoto mordía su labio, evitando verlo.

De ese modo le contestó.

Caminó enceguecido por los pasillos de la escuela, escuchando lejanos los llamados de Makoto, hasta que pudo divisar a aquel sujeto saliendo de su oficina.

Fue tan rápido que el otro no tuvo tiempo de nada. En cuestión de segundos ya lo tenía del saco y lo estampaba en la pared, diciéndole una y otra vez que era un maldito por dañar a Makoto.

-¡¿No te quedó claro la última vez?! ¡Te has atrevido a dañarlo, a asustarlo de ese modo!- Sousuke quedó en silencio cuando vio que el otro se reía-. ¡¿De qué te ríes?!

-De tí... De que creas que tu vida será larga...

-Tú... -Sousuke sintió que tiraban de él.

-¡Sousuke, por favor!

Él quería continuar, quería matar al desgraciado, destrozarle la cara, pero Makoto estaba llorando.

Empujó con fuerza al director, soltándolo al hacerlo, hasta que cayó al piso.

-Es mi última advertencia. La próxima vez que toque o que mire a Makoto lo mataré.

El hombre en el suelo volvió a reír, y Makoto aprovechó el desconcierto del azabache para llevárselo fuera del lugar.

Sousuke se aferró a su cuerpo, intentando calmarlo, y por supuesto huyendo de las miradas aterradas de algunos profesores y alumnos que aún no habían acabado de irse del establecimiento.

Estando fuera entraron al auto, donde los niños esperaban. Al ver que Makoto venía llorando se preocuparon.

-¿Qué pasó, mamikoto?- preguntó Gou, mientras iba al asiento del copiloto, para estar con Makoto.

Al ver que él lloraba empezó a llorar y abrazarlo.

Rin y Haru también lo veían asustados, sin saber qué hacer.

Me dicen papá (Soumako)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora