Las cosas se veían difusas.
No sabía dónde se encontraba y aún así se sentía aterrado. Aterrado por hallarse justamente en ese lugar. Como en todo sueño, uno no tiene ni idea de dónde o con quién está, pero al mismo tiempo lo sabe y le teme.
Quería correr pero su cuerpo no respondía, así que tenía que ser un sueño, y si lo era, tenía que despertar.
"Sousuke... papá se fue"
Con una bocanada de aire se levantó.
Unos ruidos que venían del cuarto lo hicieron saltar del sofá y correr hasta allí, pero no esperaba que al llegar encontrara a esos niños literalmente masacrando su reloj digital.
La vena de su frente iba a estallar.
-N-No podíamos apagarlo...
Sousuke se acercó llenando el cuarto con su aura negra. Los niños regresaron a la cama mirando aterrados al azabache, pues su cara era como una nube gris con clara señal de tormenta.
Levantó el reloj y miró el daño. Al menos habían logrado el objetivo: el reloj ya no sonaba.
No es que tuviera un gran aprecio por ese reloj, pero le era indispensable para su día a día, y claro...¿a quién le agrada despertar y encontrar a los desconocidos que alojó en su casa "golpeando el suelo" con su reloj digital?
Intentó calmarse y se pasó la mano por el rostro. Era temprano, y como cada día, a la hora que sonaba el reloj, salía a correr. Sin embargo y luego de pensárlo toda la noche decidió ir a visitar a un amigo en su lugar, a Mikoshiba, y dejar todas sus actividades de la empresa suspendidas por ahora.
Las caras de los niños eran de un claro "queremos dormir más", así que susurró un "vuelvan a dormir" y regresó a la sala a buscar su celular. Marcó y le contestaron al tercer timbre.
-Seijuro... Perdona la hora, necesito de ti.
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Sousuke regresó al cuarto para darse una ducha, y descubrió a los niños roncando y desparramados en la cama. En ese momento Sou se fijó en los brazos de Gou: tenía algo que no había podido notado en la noche, pero suponía que era un oso de peluche.
Se acercó a la cama y se lo sacó. Era efectivamente un peluche, pero de especie dudosa. Debía estar muerto o algo porque apenas tenía forma y le faltaban un ojo y la nariz.
Fue directo a la cocina con el quizá oso en la mano, pero antes de tirarlo al tacho de la basura pensó en la cara que pondría la niña cuando le dijera que su "oso" tal vez había huido por la ventana en la noche.
Los niños suelen apegarse a ese tipo de cosas: cajas de cartón, lapiceras rotas, pedazos de cosas y osos como ese. Lanzó un suspiro y aún con el "oso" en mano fue al lavadero.
Volvió al cuarto, recogió su ropa y entró al baño. Al salir se dio cuenta de que faltaba uno de los niños en la cama: el pelinegro.
Se asustó sin saber bien por qué, y corrió hasta la puerta de salida. Levantó la llave y empezó a abrir; entonces escuchó:
-¿Te vas?
Sousuke volteó volviendo a sentir que su corazón latía con normalidad de nuevo.
El niño estaba ahí, de pie en la sala. Se llevó la mano a la cara, claro... Si las llaves estaban colgadas ¿cómo hubiera salido? Se sintió tonto y volvió a mirarlo.
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Me dicen papá (Soumako)
Fanfiction💖 "Los grandes cambios vienen de la mano de cosas pequeñas" Sousuke tenía una vida normal: su trabajo, un hobbie, un departamento. Todo marcha bien hasta que unos niños aparecen en la puerta de su departamento con una extraña carta. "Son tu respons...