Otro día en este castillo, en mi nueva vida. Entro con una sonrisa a la cocina junto a Rosa. En la mesa se encuentran sentados Marta la cocinera, Alexander el atractivo joven que nos trajo la leña ayer, Elsa y un señor mayor que imagino debe ser Juan.
—Buenos días, las estábamos esperando, vengan a desayunar mis niñas —Nos saluda Marta.
—Buenos días —contestamos mi hermana y yo.
—Gracias por esperarnos
—Le agradezco.Rosa y yo nos sentamos a la mesa, quedan exactamente dos asientos, uno junto al otro, Rosa se adelanta tomando el que queda al lado del señor Juan, no dejándome más alternativa que sentarme junto a Alexander. Mentiría si dijera que no me siento un poco nerviosa. Alexander me sonríe, a lo que correspondo tímida.
—¿Cómo ha ido tu estadía hasta ahora? —me pregunta.
—Bien, dentro de lo posible. Aún no me acostumbro a la idea de que no volveré a casa.
Por un momento su rostro pierde la sonrisa.
—Entiendo. Podemos hacer que le tomes amor a tu nuevo hogar, las mejores cosas aún no las conoces, y no lo harás si solo sales de esta cocina para ir a tu habitación. Después de tus labores pasaré a buscarte, te voy a enseñar algunas de las cosas buenas de este lugar —me dice muy entusiasmado—. Dale una oportunidad a este mundo
—hace una pausa mirándome directo a los ojos—, y a las personas —Termina con su acostumbrada sonrisa.Después de desayunar, Alexander se retira para comenzar sus obligaciones y nosotros comenzamos nuestras labores junto al resto de trabajadores que ya han llegado. La cocina se llena de vida y de personas que se mueven de un lado para otro.
Ya es media mañana cuando noto a Elsa algo rara.
—¿Elsa te encuentras bien? Estás muy pálida.
Apenas termino de hablar y ella sale disparada por la puerta. Al verla Marta la sigue. Al poco rato, la cocinera vuelve algo preocupada.
—Elsa está muy mal. Parece que no le ha caído bien algo que comió, ya es la tercera vez que vomita. La dejé acostada, voy a prepararle algo para la digestión y para hidratarla. —La miro preocupada—. Necesito que alguna vaya al huerto y le pida a Juan las hierbas que anotaré en este papel.
—Yo me encargo —Se ofrece Rosa.
—Cariño, entonces tú debes llevar la merienda que pidió el príncipe al jardín —me dice a mí—. Lo haría Elsa pero como ves no está en condiciones.
Me paralizo en el lugar. «¿Merienda, al príncipe? Preferiría ir al huerto, todos comentan de lo frío y fuerte de carácter que es el príncipe. Qué más da, no debe ser más intimidante que su padre. No será la última vez que tenga que enfrentarlo». Saliendo de mi conversación interna asiento con la cabeza.
Estoy de camino al jardín. Mientras me acerco noto al joven que intervino por nosotros ante el rey, si mal no recuerdo Marcos. No le conozco, ni sé cuáles fueron sus intenciones, pero aún así me siento agradecida de que hablara por nosotros ante el rey. Se encuentra sentado de frente a un joven de cabellos largos, de un rubio platinado, su espalda ancha está recostada completamente en el respaldar de la silla. Habla relajadamente con su acompañante. Al llegar hago una respetuosa reverencia con mi vista en el suelo.
Noto el peso de la mirada de quien debe ser el príncipe.
—Alza tu rostro —Me ordena el príncipe—. ¿Quién eres?
—pregunta sin dejar de mirarme.
![](https://img.wattpad.com/cover/257349560-288-k739588.jpg)
ESTÁS LEYENDO
El Reino de los Elfos
Storie d'amoreA veces lo que en un lugar es ordinario, en otro es peculiar. Elena una joven de 18 años, que en su localidad es alguien que no goza de gran belleza, que está dentro de la media, que es opacada por la belleza de sus hermanos. Pero la vida la lleva a...