Capítulo 21

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Dedicatoria:

Este capítulo está dedicado a Anónima. A tí linda por todo el apoyo que le das a la historia y a mí. Disfruto tanto de tus comentarios como tú disfrutas de mi escritura. Besos pasionales de parte de Eric (Sé que a pesar de ser un maldito es el que te gusta).

Eric:
—Eres atractiva, quizás te incluya en mi harén. Dame ese beso para ver si pasas la prueba.

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Escucho cuando entran y cierran la puerta.

—¿Estás segura de lo que dices, Elsa? —habla Victoria.

—Estoy segura —responde Elsa—. Es de lo único que hablan las concubinas. Él mandó un guardia a buscarla y según he oído, la lleva un tiempo rondando. Desde que se alejó de esa sucia humana sus visitas a la sala del harén son seguidas, se queda allí bebiendo y viéndolas bailar. Parece que esa chiquilla llamó su atención en alguna de sus visitas.

—A lo mejor no se ha acostado con ella —comenta Victoria; se oye preocupada.

—Lamento decirte que sí lo hizo. Algunas sirvientas los vieron entrar juntos a su habitación, y yo misma la observé salir con nada de maquillaje ni adornos.

La molestia me embarga. Es claro que hablan de Eric. Ya no solo es Victoria, se acuesta con otra de sus concubinas también.

Se oye el ruido de cristales rompiéndose. Victoria suelta un grito de rabia.

—¡No puede ser! —exclama alterada—. Acabo de deshacerme de la estúpida humana y ya tengo a otra zorra en mi camino.

—Cálmate —Trata de tranquilizarla Elsa—. Estoy segura de que no significa nada para él. Ya te encargaste de Elena que era más difícil, esa chiquilla es pan comido.

—Llevábamos días sin vernos y él elige a alguien más para llevar a la cama.

—No es que le puedas reclamar y lo sabes. Él es el príncipe y tú solo eres su concubina —Le recuerda su compañera.

—Por ahora. Puedes estar convencida de que eso cambiará —responde segura Victoria—. ¿Sabes dónde está en estos momentos? —pregunta.

—En su despacho.

—Tengo que arreglarme. Voy a cambiarme de vestido, luego me ayudas con el cabello y el maquillaje.

Siento que se acerca al armario y entro en pánico.

«¡Diablos! ¡Me va a descubrir!»

—No pierdas tiempo en eso —Escucho que le dice Elsa—. Te arreglaste hace unos momentos, no tienes que volver a hacerlo.
                                    
—Pero...

—Estás bien así. Ya anocheció y no te ha llamado. Sigue demorando y va a ser otra la que esté con él. Y tú te quedarás arreglada para nada.

—Está bien. Mejor voy ahora.

Escucho cuando se marchan y yo vuelvo a respirar; eso estuvo muy cerca. Dejo mi escondite, abro la puerta de la alcoba y después de asegurarme que no hay nadie en el pasillo, salgo corriendo a mi habitación.

Doy vueltas por todo el cuarto, mi cabeza es un mar de pensamientos. Todavía estoy  molesta por lo que Eric me hizo en el almuerzo que compartió con esa bruja, como permitió que ella me humillara, peor aun la apoyó. Tengo en cuenta que está enojado y herido por el malentendido con Alexander, que piensa que yo lo engañé, pero está siendo muy cruel. Encima ahora sé que se está acostando con otra concubina además de Victoria. Los celos me matan.

El Reino de los ElfosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora