La canción de multimedia fue la que he utilizado para ayudarme con la inspiración mientras escribía el capítulo. Viene muy bien con lo que siente nuestra protagonista, Elena. 😘
No puede ser, no puede ser, no puede... Esa frase se repite una y otra vez. Es como si el amor que siento por Eric estuviera previamente condenado.
Doy varios pasos hacia el príncipe.
—Eric, por favor escúchame —suplico.
Él alza una mano en señal de que me detenga.
—Cierra la boca —me ordena entre dientes.
—Te lo imploro, déjame...
—¡¡Que te calles!! —me grita fuera de sí y yo me estremezco en mi lugar. Cie kirra sus ojos tomando una fuerte respiración, todo su rostro muestra furia, su mandíbula se nota tensa como si estuviera apretando mucho los dientes. Vuelve a abrir los ojos y me mira con esos dos témpanos de hielo, luego desvía su mirada a Alexander que se encuentra detrás de mí.
—Espero que hallas disfrutado, porque te va a costar caro —Le advierte. Sin dejar de mirarlo les habla a los guardias que lo acompañan—. Llévenselo, no quiero verlo hasta que decida que hacer con él.
Los guardias acatan su orden al instante y toman a Alexander, este forcejea, pero finalmente es arrastrado violentamente fuera de allí.
Eric vuelve a mirarme por unos segundos, en ese momento Victoria se coloca a su lado y acaricia su brazo. Él se da la vuelta y abandona el lugar sin decir otra palabra. La rabia me inunda, se que está detrás de todo esto. Sin pensarlo dos veces me acerco a ella.
—Fuiste tú, ¿verdad? ¿Tú montaste todo esto?
—Te prometí destruirte —responde orgullosa—. ¿Sabes cuál fue tu mayor error Elena? —pregunta con arrogancia—. Subestimar a tu enemigo.
Con una enorme sonrisa se marcha. Yo me desplomo callendo de rodillas en el suelo, gruesas lágrimas ruedan por mis mejillas. Entre mi visión borrosa noto a una figura acercarse. Elsa llega a mi lado y me abraza.
—Elena, ¿qué pasó? El príncipe estaba echo una furia.
—Le perdí Elsa, perdí a Eric.
Me abrazo a mi amiga llorando desconsoladamente. Ella me aprieta contra su pecho tratando de calmarme.
—Vamos a tu habitación —Me pide.
Por inercia camino a mi cuarto acompañada de Elsa. Ella me hace recostarme en la cama y se sienta cerca de mí. Apoyo mi cabeza en sus piernas mientras sigo llorando en silencio.
—Descansa amiga, deja que las cosas se calmen y todo volverá a su sitio —me dice con suavidad. No insiste en detalles y se lo agradezco, no tengo fuerzas ahora mismo.
Poco a poco me voy quedando dormida, mientras Elsa acaricia mi cabello.
Abro los ojos mientras despierto de mi sueño, miro mi cuerpo y noto que fui arropada. Busco a Elsa con la vista y noto que no está en la habitación. Ya es de día, no puedo creer que haya dormido tanto. Entonces a mi mente llega de golpe los recuerdos de los últimos sucesos y me siento desfallecer. Eric, debo hablar con él, tengo que explicarle. Ya debe estar más calmado. No lo dudo, me arreglo y salgo a buscarlo.
Después de recorrer varios sitios del palacio me dirijo a su despacho, es muy probable que se encuentre allí. Cuando llego a su puerta unos guardias me intersectan impidiéndome el paso.
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El Reino de los Elfos
RomansaA veces lo que en un lugar es ordinario, en otro es peculiar. Elena una joven de 18 años, que en su localidad es alguien que no goza de gran belleza, que está dentro de la media, que es opacada por la belleza de sus hermanos. Pero la vida la lleva a...