Estoy paralizada en la puerta del despacho. Victoria que se encuentran de frente a mí, nota mi presencia y me sonríe de forma arrogante. Con una mano acaricia el rostro del príncipe y se acerca buscando su boca, mi corazón se aprieta, no quiero ver la escena, es demasiado doloroso para mí. Cuando me dispongo a marcharme escucho la voz de Eric.
—Victoria, ya te respondí mediante la sirvienta que le daría solución a ese asunto en su debido momento. —Agarra la mano de la elfa y la aparta de su mejilla, da un paso atrás tomando distancia—. Me parece innecesaria tanta insistencia, ni siquiera es algo urgente. Ahora retírate.
Eric se voltea y es entonces que me ve. Su ceño se frunce.
—Elena —dice algo sorprendido—. ¿Desde cuándo estás ahí?
Yo demoro en reaccionar, pero al final logro hablar.
—Acabo de llegar, señor.
El extiende su mano hacia mí.
—Ven aquí —Me pide.
Dudosa camino hacia él y cuando llego a su lado me toma de la cintura, acerca nuestros rostros y besa mis labios. Victoria me da una mirada asesina y él lo nota.
—Te pedí que te retiraras —Ordena con firmeza Eric—. Quiero estar a solas con Elena.
En el rostro de Victoria se refleja odio puro y humillación. Con una reverencia se gira abandonando el lugar. No sé si seré algo tonta pero por un momento llegó a sentir lástima por ella.
—Señor...
—Te he dicho que cuando estemos solos no me llames así —Me interrumpe él—. Disfruto mucho de mi nombre saliendo de tus labios.
—Eric, ¿no crees que fuiste muy duro con ella?
Me mira sorprendido.
—¿Quieres que sea cariñoso?
—¡No, no!—respondo de inmediato—. No quiero decir eso, no soportaría verte con otra mujer. Es solo que sentí pena por ella, me pongo en su lugar y yo soy una usurpadora que le apartó de tu lado. ¿Y si ella te ama?
Él sonríe.
—De veras eres muy inocente. Dudo mucho que Victoria me ame, siempre le ha gustado mucho el poder, estar por encima de los demás y eso lo tenía a mi lado. Atracción, puede que sí, pero no amor. Disfrutaba mucho restregándole a las demás que era mi favorita, que era superior, cosa que me desagrada. Amo tu sencillez como no tienes idea, eres tan natural, tan bondadosa y para tu tranquilidad no estoy interesado en otra mujer. Ella siempre supo que esto solo era por placer, nadie había logrado cautivarme como lo has hecho. Tú no la apartaste de mi lado, lo hizo ella sola con su comportamiento.
—Es solo que no logro disfrutar con su dolor aunque quiera.
—Tu inocencia es algo que también me atrae, pero no deberías serlo tanto. Si Victoria pudiera, hace rato hubiera pedido tu cabeza de regalo. Créeme que no tendría piedad hacia tí, en el pasado no la tuvo.
«¿Qué quiere decir con eso?»
En ese momento la mirada de Eric baja a mi brazo, donde sus dedos acariciaban, notando los arañazos que recibí en mi encuentro con el centauro.
—Elena, ¿qué es esto?
—He tenido un percance en el bosque.
—¿Un percance? ¿A qué te refieres?
—Rosa y yo estábamos dando un paseo cuando un centauro nos encontró y nos persiguió por el bosque.
—¡¿Qué?! ¿Estás bien? —pregunta alarmado mientras me examina.
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El Reino de los Elfos
RomanceA veces lo que en un lugar es ordinario, en otro es peculiar. Elena una joven de 18 años, que en su localidad es alguien que no goza de gran belleza, que está dentro de la media, que es opacada por la belleza de sus hermanos. Pero la vida la lleva a...