Capítulo 23

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Dedicatoria:
Este capítulo se lo dedico a mi amada hermana menor y primera lectora, Darlis Echenique. No solo compartimos sangre, también compartimos el amor por la lectura. A tí, porque cuando nadie aún miraba mi historia ya tu la estabas leyendo y dándome tu apoyo, como siempre haces. A tí, mi primera seguidora, mi primera lectora, mi compañera. Te amo, tú sabes cuánto. 🥰🥰🥰 ¿Con cuál de los personajes te quieres casar?


¿Cuánto más tiene que suceder para que me acabe de dar cuenta de que entre Eric y yo ya no habrá nada? ¿Cuánto más tengo que sufrir y llorar para aceptarlo, aceptar que no me ama, que este amor es unilateral?

¡Tonta, tonta, tonta y mil veces tonta! Me metí a la cueva del lobo sola, fui directamente hacia él. ¿Y qué conseguí?... Solo hacerme más daño alimentando unos sentimientos que únicamente viven en mí, tener algo más que olvidar de nuestra historia, solo yo, porque ahora sé que para él no significó nada; una noche más con otra de sus amantes, si es que llego siquiera a eso.

Los pensamientos siguen atacando mi mente mientras camino de prisa, limpio con mis manos las lágrimas traicioneras que han comenzado a desbordarse de mis ojos. Me duele que mi estupidez haya sido tanta como para mantenerme todo el día ilusionada, con esa sonrisa de boba, ¿esperando qué? Quisiera estar en mi hogar, que nada de esto hubiera ocurrido. Dejo atrás más de un pasillo, hasta que una mano me sujeta del brazo, deteniendo mi huida.

—¡Hey, hey, hey! ¿A dónde vas así?

Giro encontrándome unos preocupados ojos verdes.

—¡Alexander! —le nombro con mi voz rota, me abrazo a él enterrando mi rostro en su pecho y dejo salir el llanto que aprieta mi garganta.

—¿Que pasa mi linda? ¿Por qué lloras así? —pregunta y me estrecha contra él—. ¿Quieres que mande a buscar a tus hermanas?

—No, por favor —respondo con la voz ahogada por la tela de su camisa.

No es que no confíe en ellas, es vergüenza; ellas me lo advirtieron.

—Está bien —acepta sin decir más y me lleva con él.

Terminamos sentados junto a un árbol del jardín. Estamos uno junto al otro, él con su espalda recostada al árbol y yo con el lateral de mi rostro apoyado en su pecho. Ha dejado que llore hasta desahogarme mientras acaricia mi cabeza con una de sus manos.

—¿Quieres hablar? —pregunta al notar que estoy más calmada.

—No hay mucho que decir. Es un error en  el que no he caído por primera vez; solo me queda aprender —contesto. Despego un poco mi cara y lo miro, él me devuelve la mirada—. Gracias. —Sonríe—. Gracias por ser mi amigo. —Su sonrisa se borra y deja de mirarme .

—¿Tu amigo? —pregunta y detecto disgusto en su tono.

—Es lo que necesito ahora.

Frunce los labios y demora unos segundos en volver a mirarme. Después de un suspiro lo hace.

—De acuerdo, si es lo que necesitas... Por ahora.

Sonrío y vuelvo a mi posición anterior recibiendo nuevamente sus caricias, sintiéndome reconfortada entre los brazos de mi amigo.

                                 •••

Sebastián
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Una vez más, una más entre muchas que vendrán si ella no toma la decisión de alejarse de él; decisión que ahora dudo que sea capaz de tomar. Una vez más que la veo huir llorando por él y mi corazón duele. Lo supe cuando la vi salir de la biblioteca en la mañana; ese  hermoso brillo que adornaba sus ojos terminaría en llanto, porque así es Eric, porque alguien tan inocente como ella a su lado solo logrará salir lastimada. Como terminé yo, lastimado, herido al verla salir de allí en ese estado, con su chaqueta cubriéndola. Si tan solo supiera lo que me hace sentir, el escalofrío que me recorrió al obtener su toque en mi mejilla, como se aceleró mi corazón al notar la preocupación en sus ojos cuando vio mi rostro golpeado. Pero todo eso se esfumó cuando la vi salir de allí, todas esas sensaciones se transformaron en decepción. Ya no más, no puedo defender a alguien que no quiere ser defendido, no puedo ir matándome a puñetazos con Eric, para que luego ella vaya corriendo de nuevo a sus brazos buscando otra puñalada. ¡Humana testaruda! ¿Será que sus cortas vidas les impide obtener la sabiduría necesaria?

El Reino de los ElfosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora