CAPÍTULO 6

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Desde que Edmon y Miranda llegaron a la ciudad desde hace días, desde entonces no volví a poner un pie, en casa de mis padres, lugar en donde crecí desde mi nacimiento, mi orgullo es más grande que la bondad en perdonar a mi hermana por su traición, prácticamente sin creerlo, en un parpadeo pasó un mes, sin noticias de mi familia, sé que no es lo correcto pero conozco a Miranda y tengo la certeza de que no ha cambiado. Miranda y Edmon nacieron cuando yo tenia siete años y la última vez que los vi fue hace cinco años.

Todo sería distinto si ella no hubiera hecho esa enorme estupidez tan vil, denigrando por su cuenta su dignidad como mujer, ¿Por qué la odio tanto?. La respuesta es simple y clara, hace cinco años atrás, encontré a mi querida hermana con mi "ex prometido" teniendo relaciones en su habitación. Esa noche, ella mostró su verdadero rostro, quién es realmente y lo mucho que deseaba lo que la vida me regalaba, felicidad.

CINCO AÑOS ATRÁS

Me encontraba con mi mejor amiga, Cesia, habíamos salido a tempranas horas de la mañana de mi casa ya que pronto sería mi boda con Antonio, y aún no estaba segura de que vestido elegir de muchos que me probé, por ellos hoy fuimos y al fin elegí uno, íbamos de regreso a casa, mi amiga no se quedaría conmigo esta noche pues, tenía una cita con un ex compañero del colegio.

Emocionada me bajo de su auto, quería llegar tan rápido como me fuera posible a mi habitación para probarme el vestido, estaba tan ilusionada con la idea de formar un hogar con mi primer amor que parecía un sueño lo que estaba viviendo, al entrar a la casa, noté que no había nadie y era extraño ya que se supone que Miranda debería estar en casa, era la única que no había salido, Edmon había salido con sus amigos y mis padres se habían ido a cenar celebrando que era su aniversario de bodas.

—¡Miranda!... —la llamo y no recibo respuesta alguna. —¡Miranda!...

Preocupada por ella de que se haya enfermado o que estuviera llorando decidí subir para asegurarme de que estuviera en su habitación y que no necesita mi ayuda aunque también quería mostrarle el vestido que había elegido, pero cuando mi mano tome la manija para abrir la puerta,  pero me quedé inmóvil al escuchar unos gemidos provenientes del interior de su habitación, al pensar que estaba con su novio así que decidí entrar ya que era una niña y no permitiría que alguien se aprovechara de ella.

Paralizada y sin creer lo que estaba observando, un frío recorrió mi cuerpo acompañado de un sudor helado, estaba congelada ante lo que estaba viendo, ¿Cómo fueron capaces de hacerme esto?, Es la única pregunta que mi mente repite una y otra vez, mi cuerpo automáticamente se movió por si sólo, llevada por la rabia y el coraje llegué a la oficina de mi padre en donde tenía una escopeta, no tenía cabeza para pensar que cometería una locura , simplemente la tome tomé en mis manos cargándola, al salir con ella de regreso a la habitación donde se encontraban los traidores, con rabia apunté hacia a ellos mientras se vestían, ambos al verme armada palidecieron.

Quería dispararles y llenar sus cuerpos de balas hasta verlos ahogarse con su propia sangre pero sería demasiado fácil y no sería satisfactorio para mí, con una mejor idea en mente, tomé mi celular para después llamar a nuestras familias para que vieran la deshonra de ambos.

—¡Quítense la ropa!...

—Mi amor yo..

—¡No me vuelvas a decir mi amor!. —le apunté con el arma cabreada. —Ahora, cierra la boca y haz lo que te ordeno —advertí entre dientes.

—Mía, hermanita... no vayas a cometer una locura. —tartamudeo mirando con miedo. —Lo que vez no es lo que parece..

—¿A no?. —dije sarcástica. —¿Entonces que es estúpida?.

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