Julio 2020
Monte Carlo, MónacoLa música era la única cosa que me mantenía en paz cuando intentaba soportar el aburrimiento de las mañanas. Eso me pasa por trabajar de noche.
Como cada día desde hace un par de meses, busco algún vestido elegante en mi armario, intentando no repetir los que haya usado mucho y comienzo a arreglarme para la larga noche tocando el piano sin parar en uno de los mejores restaurantes de la ciudad.
No te lo voy a negar, es realmente divertido hacer lo que me gusta, incluso a veces me piden cantar, y me pagan bien, pero daría todo por estar en un estudio de música en Los Ángeles, preparándome para sacar mi álbum debut. Obviamente, eso sólo pasa en mis sueños y en las películas, claro está.
Vivir en Monte Carlo puede parecer muy divertido si lo ves desde fuera, pero tras veintitrés años en este lugar, lo único que quería era un cambio de aires, pero muchos recuerdos me atan a este lugar y no soy capaz de dejar ir todo eso. Si mis papás estuvieran aquí me estuvieran pidiendo a gritos que me fuera, la verdad.
Busco mis tacones negros infalibles, que combinan perfectamente con el vestido negro que estaba usando, y me fijo en que todo esté desconectado o apagado, porque no quiero provocar un incendio o algo parecido. La semana pasada había dejado la plancha del cabello conectada, menos mal llegué justo a tiempo.
Las llaves del coche estaban en mi pequeño bolso negro y bajo las escaleras a paso lento, revisando que lo demás que necesito estuviera dentro. Por si se lo preguntan, vivo en un piso cuatro de ocho, pero me dan miedo los ascensores y siempre uso las escaleras.
El portero del lugar me sonríe como cada atardecer y voy directo al estacionamiento del lugar, abriendo las puertas de mi coche cuando ya estoy lo suficientemente cerca. Mi coche, decía. Era de mi papá, pero bueno, me quedó a mí.
El camino al restaurante es corto, como todo en este lugar y justo cuando voy llegando yo, estaban entrando algunos de los meseros, que me ayudan a pasar sin arruinar mi vestido. La verdad era que no tenía amistad con ninguna persona desde que me gradué del colegio y al decidir no ir a la universidad, me perdí un poco de experimentar el tener amigos. Tampoco me arrepiento, eh, me gusta estar sola. Lo que no me gusta es sentirme sola, pero eso es otro tema.
Voy a la pequeña habitación, a la que llamo camerino aunque no lo sea, y termino de arreglar mis rulos con una plancha que tenía en ese lugar. También decido pintarme las uñas que me faltaban por esmalte y termino con unas negras y las otras blancas. No lo pensé antes de hacerlo.
—Abrimos en cinco, Fleur —dice Louisa, una señora de treinta años, que es la encargada de recibir a los comensales y llevarlos a su mesa y una de las personas con la que mejor me llevo en este lugar.
Me miro en el espejo una vez más y respiro profundo, sosteniendo en mi mano el collar que una vez era de mi mamá. Una noche como cualquier otra, Fleur, una noche como cualquier otra.
•••
charles's pov
—Chicos, pudimos haber pedido pizza y ya está. En cambio, estamos usando trajes y a ustedes ni siquiera les gusta.
Thomas, Riccardo, Nico y Hugo me miran de reojo y respiro profundo, porque sé que ya se cansaron de mis constantes quejidos, pero es que en serio quería quedarme en casa.
—Sabes que hacemos esto para que te animes un poco ahora que Charlotte te abandonó por un mes entero y bueno, era hora de que vinieras a este lugar —dice Thomas, dándome un pequeño empujón, mientras entramos a su restaurante favorito en el principado.
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illicit affairs | charles leclerc
Fanfictionfor you, i would ruin myself a million little times.