30: this is the end, i hope you change

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Marzo 2022
Sakhir, Baréin


Estaba viendo a Charles disfrutar en el podio desde su pequeña habitación dentro de la hospitalidad de Ferrari y este parecía un niño inocente y feliz. Se nota que su vida son las carreras. ¿Yo me veo así de feliz cantando?

Tuve que aplazar tantas reuniones y dejar de lado, prácticamente, mi próximo álbum para estar aquí, sólo porque necesitaba hablar con Charles. Le había dicho a las chicas que le avisaran que iba a estar aquí esperándolo, pero ahora me sentía mal porque, seguramente, voy a arruinar su felicidad.

Y bueno, payback.

A veces solía ser una persona impulsiva y quizás no pensé mucho antes de montarme en un avión con las chicas y aparecerme en la primera carrera de la temporada de la F1. No lo pensé en lo absoluto, pero ya no había vuelta atrás.

Todas las conversaciones que tuve con mi madre se estaban repitiendo en loop en mi cabeza, como si no existiera un mañana, porque nadie era tan elocuente como ella. Daría la vida por poder llamarla en estos momentos y preguntarle si estaba haciendo o correcto. Tengo que hacer esto, ¿no?

Me siento en la pequeña cama dentro de la habitación y me concentro en mirar mis converse para no enloquecer mientras Charles hace las entrevistas y todo eso. Saco mi celular de mi bolso y abro la aplicación de notas solamente para escribir frases random que llegaban a mi cabeza. De aquí voy a salir en estado de depresión, pero con una canción.

No sé cuanto tiempo pasa, ya que estaba concentrada en mis letras, pero al escuchar una algarabía en las afueras de la habitación, me levanto rápidamente y comienzo a arreglarme el cabello y la ropa. Bueno, se viene.

—¿Flo?

Levanto la cabeza y veo a Charles entrando al lugar con una sonrisa gigantesca en el rostro. Le devuelvo la sonrisa ligeramente y el castaño arruga el rostro al mismo tiempo en el que cierra la puerta. Que lindo que es. ¿Qué estoy haciendo aquí? Ya se me olvidó.

—¿Estás bien? —pregunta susurrando. Como si siguiéramos escondiéndonos de alguien.

Y sí. Están de vuelta al principio.

—Felicidades —murmuro—. Te mereces todo esto.

—¿Por qué no me avisaste que vendrías? Ni siquiera me dijiste cuando llegaste a Mónaco.

—Las chicas me contaron todo.

Charles cierra la boca de golpe, abre los ojos como platos y el color se desaparece de su rostro. Se va a desmayar o está cerca de desmayarse. Doy un paso atrás, porque estaba un poco cerca a él, y espero por una respuesta que parece no llegar.

—¿Qué te dijeron?

—Está bien, Charles, no te vine a retar o algo. No somos nada, ¿lo recuerdas?

—Fleur, yo sé qué...

—No sabes —lo interrumpo—. No sabes lo que quieres. Por eso estoy aquí.

Respiro profundo y me preparo mentalmente para todo lo que tenía pensando decirle al piloto, quién parece estar a punto de morir con la preocupación que su mirada me transmite.

—Me dijiste que necesitabas madurar y arreglar cosas sobre ti cuando se acabó lo nuestro y yo lo entendí, pero, por alguna razón y quizás fue algo mío solamente, pensé que habíamos dejado la puerta abierta para lo nuestro, pero ya veo que no.

"Así de caóticos como empezamos, vamos a terminar y eso era lo que yo quería evitar. No quiero depender de ti, de tu estado de ánimo y tus relaciones para estar emocionalmente disponible. Me cansé de eso".

—Lamento no haberte dicho nada y haberme desaparecido, Flo —responde—. Me concentré mucho en la temporada que se viene y creo que necesitaba algo, alguien, que me mantuviera cuerdo y ella estaba ahí.

¿Y yo no?

Me estaba costando un montón respirar, así que empiezo a pensar irme de este lugar, pero sabía que al momento en que yo saliera de aquí, empezaba un largo camino para intentar dejar ir a Charles. Dejar ir lo que vivimos.

—Está todo bien, sólo necesitaba despedirme.

—¿Para siempre? —pregunta confundido—. Fleur, pero...

—Charles, espero que cambies.

Dejo un beso en la mejilla del monegasco y salgo casi que corriendo de la habitación, mientras lágrimas caían por mi rostro. Noto que Chiara y Zoey estaban en el piso de abajo de la hospitalidad, pero trato de mezclarme entre la gente para que no me vieran y tras lo que pareció una eternidad, me encontraba caminando por el paddock iluminado exageradamente por luces blancas.

Al momento en el que llego a donde mi carro rentado estaba, descubro que el coche a mi lado era el que Charles estaba utilizando este fin de semana, por lo que una pequeña risa detiene mi llanto. Lo que había empezado en una linda habitación termina en un estacionamiento. Amores ilícitos, al fin y al cabo.

illicit affairs | charles leclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora