5: know and adore

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Agosto 2020
Monte Carlo, Mónaco

charles's pov

Me asusto un poco cuando la alarma de mi celular empieza a sonar y me apresuro a apagarla para no despertar a mis amigos, que dormían en las dos habitaciones vacías de este lugar. Los chicos habían ido conmigo a la carrera este fin de semana y hoy cenaríamos juntos, por lo que supongo que pasarán todo el día aquí, así que no me queda de otra que ir a ver a Fleur a las ocho de la mañana, porque en la tarde sólo será mi profesora de piano. Ojalá poder verla sin ningún tipo de restricción o secreto.

"Voy a correr, en un rato vuelvo. CL" escribo en un post-it rosado y lo pego en el refrigerador por si los chicos se despiertan y quieren saber de mí. Fleur y yo habíamos estado hablando de ciertas reglas o consejos y ahora tengo todos esos recuerdos reproduciéndose en mi cabeza.

"Si les dices que vas a correr, se lo creen. Vas a llegar todo sonrojado, seguro la compran"

Busco mis lentes de sol y me acomodo la capucha del hoodie negro que tenía puesto antes de salir del lugar. Empiezo a bajar las escaleras a paso rápido y sonrío a medias sabiendo que Fleur estaría muy orgullosa de mí por no haber usado el ascensor. Cuando llego a la planta baja, tomo la salida de emergencia y henos afuera.

"Asegúrate de que nadie te vea salir, ponte la capucha y mantén la mirada baja, así te ves lindo"

La mayoría de las personas siguen dormidas a estas horas y mucho más un lunes, así que normalmente no hay mucho tráfico en las calles principales. Aún así, decidí irme por los caminos que ya casi nadie usa, así me ahorro algún tipo de problema sorpresa.

"Toma el camino menos transitado siempre, idiota"

El edificio queda a 2km de casa y la verdad es que es un buen ejercicio para mí hacer todo esto. Con un ritmo medio de trote, llego rápidamente al lugar, pero me detengo antes de entrar al estacionamiento, ya que mi celular vibra en mi bolsillo y eso me sorprende, porque a estas horas nadie me molesta.

Charlotte
Amor, creo que sigues dormido, pero me acaban de decir que me tengo que quedar más tiempo del esperado :(

Mi corazón se detiene por dos segundos y me cuesta procesar la información y responderle, porque me sentía muy mal haciéndole esto, pero me aliviaba saber que iba a poder pasar más tiempo con Fleur. Sin embargo, ignoro el mensaje y continuo mi camino hacia donde la dichosa chica iba a esperar por mí.

"Dite a ti mismo que siempre te puedes detener, no te preocupes por mí"

Cuando mis ojos hacen contacto visual con los suyos, los nervios invaden mi cuerpo y en serio necesito saber por qué esta chica causa tantas cosas en mí. La castaña llevaba puesto un onesie de jirafa y aún así se veía jodidamente preciosa. La quiero proteger de todo mal.

—Buenos días —murmura sonriente—. Te daría un beso ahora mismo, pero es mejor que subamos.

Fleur me toma del brazo y me lleva a las escaleras, donde subimos cuatro pisos sin siquiera pensar en ello, porque estábamos muy concentrados en preguntarnos cosas sobre el otro. No sé cómo, pero siempre encontramos algo sobre que hablar. Eso no me pasa con Charlotte.

—¿Tengo que ir a darte clases hoy? —pregunta cerrando la puerta cuando entramos a su apartamento, a lo que yo asiento—. Ah, bienvenido a mi hogar y dame mi beso.

—¿Esta eres tú? —pregunto mirando una foto en específico e ignorando su pedido—. Por dios, que ternurita.

—Bueno, sí, lo era.

—Lo sigues siendo, ya cállate —respondo observando todo con más atención—. Y estos son tus padres... eres idéntica a tu papá.

—Me dicen eso mucho —me cuenta sonriente.

—¿Cómo se llamaban?

—Claire y Florian Rinaldi —Fleur me abraza por detrás, causando que mi pulso se acelerara de la emoción—. ¿Me vas a dar mi beso ya?

—Mira tu piano —suelto llevándomela hasta el instrumento como puedo, porque sigue pegada a mí—. ¿Quieres tocar algo para mí?

—No es mi piano, es de mi papá y no estoy de humor —responde cruzándose de brazos—. La foto que estás viendo somos nosotros en un viernes de concierto.

—¿Solían tocar mucho juntos? —pregunto agarrando el marco con cuidado.

—Todos los viernes desde los doce hasta los dieciocho años, sin falta —explica y puedo notar como su voz se rompe—. Murieron en un accidente un sábado por la mañana, así que mi último recuerdo de ellos fue en este lugar, haciendo lo que más amaban.

—Ven —susurro y esta se acerca a mí, escondiendo su rostro en mi cuello—. Es por eso que deberías intentar lo de la música, Fleur, la vida es corta y ellos hubieran amado verte arriba de un escenario.

—Me da mucho miedo, Charles, no te imaginas cuanto —murmura con la nariz tapada—. Wow, te estoy llenando todo de moco.

—Está bien, Flo, no te preocupes por eso —digo riéndome—. ¿Te busco agua?

La chica asiente y deja libre mi cuerpo, para indicarme con su mano que dirección tomar. Busco un vaso en el gabinete cuando entro a la cocina y lo lleno de agua fría, husmeando en el calendario que la chica tenía puesto que su cumpleaños era este. Miércoles 19 de agosto.

—No me habías dicho que cumplías años en nueve días, Fleur.

—¿Tenía que hacerlo? —cuestiona dejando de tocar el piano y alzo ambas cejas como respuesta—. No he hecho nada interesante en seis años, Charles, no es nada del otro mundo.

—¿Qué dices? Cumples veintitrés, ¿no? —pregunto y ella asiente—. Uh, pensé que yo era mayor.

—Los cumples en octubre, no es mucha diferencia, ¿sabes?

—Asalta cunas —canturreo pasándole el vaso con agua—. Ya seguro estás pensando en retirarte.

—Y yo que pensaba que íbamos a ser de esos amantes que sólo se ven para tener sexo, eh —suelta riéndose y me contagia la risa—. Igual, ¿vamos a tener sexo, no?

—Wow, señorita Rinaldi, no conocía este lado de usted.

—Hey, no me robes el wow, esa es mi palabra —dice ofendida y haciendo un puchero.

—Esta si que es la Fleur que conozco y adoro.

La petisa abre los ojos ligeramente y traga en seco al escuchar esa palabra en especial y quiero estrellar mi cabeza contra la pared por ser tan bocazas y no guardarme una. Estábamos compartiendo cosas súper lindas y tenía que arruinarlo. Sé exactamente en lo que está pensando la chica, porque fue ella quién hablo sobre esto, pero no dudo en juntar mis labios con los suyos y ella tampoco se queja.

"Nada de tomarnos a la ligera las palabras que decimos o vamos a terminar sufriendo más de la cuenta"

illicit affairs | charles leclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora