Capítulo 7

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America

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America

Minutos antes...

Maxon caminó a toda prisa por el pasillo hospitalario. Su mirada mostraba el terror de perder a su progenitora.

—¡¿Dónde está mi madre?!—preguntó cuando llegó a la sala de espera.

—Maxon, tranquilízate—le pedí—tu madre se encuentra en revisión. Debemos esperar a que el doctor regrese para conocer el estado en qué estado se encuentra tu madre.

Maxon pasó la mano por la frente.

—Cariño, debo contarte algo en privado—le dije.

—¿Debe ser en este momento? —preguntó masajeando su sien.

—Sí—afirmé con severidad. A regañadientes dejo que lo tirase del brazo hasta un rincón solitario—Maxon, tu madre vio a Brice—confesé con cautela después de haberme cerciorado de que nadie nos hubiera escuchado.

—¡¿Qué?! ¡¿Cómo sucedió eso?!—exclamó enloquecido.

—¡No lo sé! Todo pasó tan rápido—. solté con verborrea—Mi madre apareció con Brice. Se suponía que Kenna la cuidaría, pero Astra se enfermó y la tuvo que llevar al hospital. Luego, la amante de tu padre apareció en el jardín gritando que la niña era su hija. Al parecer, tu madre la reconoció. El resto ya lo sabes.

Maxon me miró con incredulidad.

—¿Qué? —preguntó. Su tono de voz rozaba con la de un murmulló.

La expresión de Maxon sufrió un cambio brutal. De un momento a otro, el odio, enfado y todos los sentimientos negativos existentes en el mundo poseyeron a mi esposo. Por instinto, di un paso hacia atrás.

Estiré mi mano y, con cierto grado de miedo, toqué su hombre.

—Maxon, ¿Estás bien? —inquirí. La pregunta era estúpida, pero necesitaba saber cómo estaba. La amante de su padre no solo le había causado heridas en su salud mental sino en su cuerpo.

—¿Esa perra está aquí? —ignoró mi pregunta.

—E... Eso creo—respondí con temor—Los guardias la detuvieron, pero no sé qué hicieron con ella. Yo vine con tu madre—añadí.

Él asintió, pero su expresión oscura no cambió.

Por el rabillo de mi ojo izquierdo visualicé a mi mejor amigo. Aspen se acercó a nosotros, para ser precisa, a Maxon.

—Sus majestades—saludó. Él y Maxon habían construido una especie de amistad saludable. En una ocasión, Maxon me había confesado que confiaba en él y le agradaba como amigo. Se sentía feliz de tener un amigo de su edad y que no lo quería por interés lo cual también me hacía muy feliz a mí.

—Necesito hablar con usted de inmediato—se dirigió a Maxon.

Mi esposo enarcó una ceja y lo miró con impaciencia. Sentí pena por Aspen y esperaba que Maxon no se desquitara con él. Mi esposo tiene un carácter difícil de manejar cuando se enfada.

♔ EL REINADO ♔ ( America Y Maxon ) - Libro 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora