Capítulo 2

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Llegue a mi casa, y como de costumbre estaba sola. Ya no me extrañaba. Mi padre trabajando. Mi hermano metido en la facultad. Y yo sola como todos los días. El hambre comenzó a llamarme, asique fui a la cocina y me prepare un sándwich de jamón y queso. Lo se, no era nada del otro mundo, pero cuando una es un desastre en la cocina, existe un límite y hay que obedecerlo.
Mañana iría más temprano para poder recuperar mi asiento, durante años había sido aquél mi lugar, y no lo iba a perder porque un muchachito don nadie que se creía la gran cosa por ser el famoso nuevo en un colegio me viniera a quitar lo que es mío. Sinceramente, me estoy haciendo mucho drama por un pupitre, pero era el y su actitud egocéntrica y arrogante lo que en verdad me irritaba. No lo conocía, ni me sabía su nombre, pero estaba segura de que el era de esos chicos que se llevaba el mundo por delante, cosa que obviamente yo desteto.

Llegue a las 7:05 al colegio, diez minutos antes de lo programado para que los alumnos ingresarán al establecimiento. Ahí estaba yo sentada en el suelo, observando mis zapatos cubiertos por un poco de polvo, cuando escucho un grito. Parecía el grito de una mujer.
Rápidamente me levanté, y seguí el grito con mi oído para tratar de ayudar a aquella mujer; aunque no se con que la podría ayudar yo.
El grito parecía provenir de la parte de atrás del colegio, cuando llegue a donde se encontraba la mujer, no pude creer lo que mis ojos están observando, mi mente funcionaba demasiado rápido pero mi boca y mi lengua no respondían ante el pedido de mi cerebro. Hasta qué por fin grite, y lo señale:
"Oye, qué demonios crees que estás haciendo?" .

Él giro para observar de donde venía el llamado de atención, y cuando me diviso, me sonrió. Eso término por sacarme de mis casillas, comencé a caminar hacia su encuentro, hasta que el levanto una mano y me hizo señas de que me detuviera.
- Mejor vete, tu no tienes nada que hacer aquí - dijo el idiota mientras se dirigía hacia mi.
- Claro que si - lo enfrente con la mirada - como mujer me afecta lo que le haya pasado a ella por tu culpa, tengo mi celular aquí - mire mi bolso - y no tengo dudas en llamar al 911 -. - - -
- Acaso piensas que le pegue? De verdad? Tan bestia soy para vos? Tan poca cosa? - me quede pasmada ante las preguntas sin respuesta que salían escupidas por su boca - apuesto a que ni siquiera sabes mi nombre, y ya me estas juzgando - sonrió irónicamente - eso es algo muy feo sabías -.
- Tienes razón. No se tu nombre, y no me interesa saberlo si eres capaz de hacer lo que imagino -.
La chica estaba en segundo plano, se había quedado completamente callada escuchando atentamente nuestra conversación.
- Te sigues equivocando conmigo y te lo voy a demostrar - me guiño un ojo, "es un cínico" pensé -.
Se acercó a la muchacha desconocida para mi, le sonrió, la tomo por la cintura de forma dulce y la beso. Me quede helada al ver como el se alejaba de ella, pero ella lo atraía hacia el con fuerza, se notaba que ella deseaba seguir besándolo. No pude soportar ver más aquella situación asquerosa, y emprendí mi huida; no entendía nada de lo que había acontecido.
- Chica - sentí la voz del animal gritándome - .
- Qué quieres idiota? - respondí firme, pero de espaldas, me daba asco mirarlo.
- Me haz juzgado mal, no te tomaste la molestia en preguntar por qué ella había gritado, si había sido una pelea, o un ataque nervioso. Solamente intuiste que yo la había lastimado, y eso me pone mal sabes? - me sonrió mostrándome su rencor - asique por lo menos me gustaría saber tu nombre para ponerte en mi lista de enemigos potenciales -.
- Enemigos potenciales? De verdad? Acaso tienes diez años?- seguí caminando-.
- Vamos, huye, te haces valiente pero no eres capaz de mirarme a la cara y decirme alto tan tonto como tu nombre - se río - eres ridícula -.
En ese preciso instante no aguante más, la ira estaba recorriendo todo mi cuerpo rápidamente como un veneno letal. Detuve firmemente mi caminata, y me di vuelta para observarlo. -
- Estefania - lo grite a los cuatro vientos para que toda la ciudad me escuchara - contento? Ahora déjame en paz si no quieres que te mate - no podía creer las palabras que estaban surgiendo de mi, por primera vez estaba llena de furia, de adrenalina, de locura de vida - me olvidaba, me encantaría que fueras tan amable de dejar mi pupitre - sonreí mostrando todos mis dientes, era una sonrisa de felicidad, de felicidad ante mi pequeño brote de locura -.
- Un placer conocerte Estefania -me hizo un reverencia, obviamente sólo para burlase - De acuerdo, abandonare tu amado banco, ahora que se que es tuyo prefiero no volver a sentarme allí nunca más - me sonrió y comencé mi marcha hacia el salón de nuevo - Por cierto - me grito - me llamo Leonel!

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