*Capítulo 18

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Por la tormenta desatada sobre el cielo, cualquier turista afirmaría que el invierno estaba a la vuelta de la esquina para Borasek. Pero solo los locales comprenderían la extravagancia de su propia ciudad. El clima. Una fuerza de origen natural que, con el paso de los años, abandonó la estabilidad de sus estaciones para convertirse en un monstruoso ser con trastornos bipolares. A veces lluvia, a veces luz solar, a veces nieve, incluso granizo... como si se tratara de un conjunto de cambios extremos que siempre afectaban el estado de ánimo en aquella parte del continente.

Y conducir durante una tormenta podría asemejarse a nadar entre el diluvio, o por lo menos, así se sintió el camino de regreso. ¿Habrían marcado un antes y un después? La historia en sí era muy difícil de alterar. Lo que estaba escrito, lo que llegó a ser o lo que jamás será...

Jacob giró el volante de un solo movimiento, pisando el acelerador con mucha fuerza. Jungkook —sentado a su lado en el asiento del copiloto—, trató de revisarse de pies a cabeza, buscando algún desperfecto en su cuerpo. Alguna herida que reparar.

Se salvó por muy poco.

Logró moverse, como guiado por el viento, cuando corrió hacia el borde del último nivel de la torre SM, hasta aventarse por el precipicio. El amplificador de sus oídos le ayudó a localizar todas las posiciones de los humanos mucho antes de que se le acercaran. En menos de un segundo, pero estuvo a punto de ser paralizado por una de esas poderosas balas electrificadas, o eso creía, porque tenía un corte muy peligroso que partió la parte baja de su pantalón en una línea muy fina. Se remangó la basta hasta llegar al borde de la pantorrilla y jadeó en sorpresa cuando la piel clara de uno de sus gemelos se vio lastimada por un inapropiado raspón.

Sellaría esa zona rasposa en otro momento.

Al otro lado, a unos cuantos minutos de distancia; se ubicaba la torre más alta de la ciudad. La sede principal de Big Life. La primera planta de la torre era gigantesca, el techo se extendía hasta el cielo y los enormes ventanales aledaños estaban cubiertos en el exterior por un muro de acero que les cubría de la luz solar y los protegía de los posibles ataques que podrían recibir por parte de la humanidad. 

«El gran apagón» surtió en efecto y las barras de protección total rodeaban a la torre como si de una caja fuerte se tratara. Dentro de la torre habían divergentes por aquí, androides por allá, algunos sentados en el suelo a la espera de los pelotones, mientras que otros se encargaban de mantenerlo todo en orden. Aquello tomó por sorpresa a los soldados humanos que protegían la torre por órdenes de sus superiores, pero nadie se atrevió a consultarlo por el shock masivo tras le mensaje de Jungkook.

Yeonye y Soobin ayudaban por cada segundo, subiendo toda clase de artefactos a los vehículos de carga restantes. Tanto para humanos como para androides. Porque tenían que llevarse consigo lo esencial en caso de alguna huida. «Thirium310» sin preparar para mantener el compuesto lo más puro posible, repuestos de extremidades, bombas de sangre, armas...

"¿No se te hace extraño?" Soobin le susurró a su hermano, mientras acomodaban las cosas en las cajas.

"¿El qué?"

El otro chistó y miró a su alrededor con el ceño fruncido.

"Hace tres horas que no veo a Jin por ningún lado" le informó intrigado "¿Dónde está?"

Yeonye exhaló hondo cuando movió una caja hasta el fondo del vehículo.

"En realidad..." se animó a decir, girándose hacia él "Tampoco he visto al señor Kim y es un poco fuera de lo normal. ¿Probablemente estén en alguna parte de la torre? No creo que estén por aquí"

My Human. {Taekook}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora