*Capítulo 4

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La vida no es un accidente regido por el azar. Ni la suerte. Ni las consecuencias. Era más que eso. Algo más que una combinación de circunstancias totalmente imprevistas. Pero vivimos formando una realidad materialista, completamente desencantada del mundo en el que existimos. Es decir, que si bien es posible dividir a la humanidad en infinitos grupos, existen dos bandos bien definidos: quienes se hacen cargo de sus acciones, y aquellos que atribuyen sus éxitos y fracasos a la «casualidad». 

«La vida. La realidad. El espacio. Y las estrellas». 

¿Realmente todo lo que conocemos es un accidente que está regido de forma aleatoria? 

No existen las coincidencias. Pero, cuando ciertas situaciones ocurren de forma sincronizada, se crea una conexión significativa desde ese punto de partida. Es decir, que bajo el caos aparente del universo, existe un orden infinito del que todo y todos participamos. Y ese orden se manifiesta intermitentemente a través de las sincronicidades. De las similitudes. 

Nada ocurre por casualidad. 

¿O sí? 

«Cuando las palmas de ambos entraron en contacto, Jungkook y Jimin cerraron los ojos al mismo tiempo».

Entonces, ya unidos como imanes polarizados, el androide detective se incrustó en la mente del contrario, viajando y bañándose en un río de fotografías memoriales distribuidas dentro de la interfaz de Jungkook. De un momento a otro —como movido a través de una montaña rusa—, se estrelló contra un período en específico de su memoria:

"Baja el cuchillo"

"Me desactivará. Tengo miedo... por favor"

"Mírate, androide. Sé que estás asustado"

"¡Cállate! Si me llevan... no puedo dejarles aquí"

"¿A quién?"

"¡Suelta el cuchillo!" y el androide huyó.

Jimin despertó enseguida y apartó la mano de un solo movimiento, como si la conexión repudiara su presencia.

Oprimió un suspiro de intranquilidad. Frunció el ceño, sin embargo, exasperado por el rostro serio y enigmático de Jungkook, que no pareció afectarle en absoluto la conexión. 

«¿Qué?»

Jimin se detuvo. Estaba descolocado por completo. Se inspeccionó de un vistazo y cayó en cuenta de toda la energía que se le fue arrebatada de un suspiro. Absorbida. Dejándole prácticamente exhausto.

«¿Qué tan inteligente era el cerebro de aquel androide que, incluso en lo más profundo de su vulnerabilidad, supo controlar los espacios de su memoria para expulsarlo justo en el momento exacto?»

"¿Y bien?" Taehyung tomó la palabra.

Había transcurrido casi dos minutos de silencio y el humano sentía con evidencia la incomodidad, la impaciencia y la irritación del teniente sentado frente a él. Un hombre de pocas palabras, pero de miradas intensas, así le podría describir si se lo preguntasen. También pensó que se veía muy joven, un poco cansado, pero se le veía una piel muy clara y lisa. Para el nivel de experiencia que se necesitaba para el puesto de teniente, el estrés a tan temprana edad no debería de sentirse muy bien.

"Y-yo..." Jimin titubeó.

Yoongi carraspeó detrás suya. Se le pasó por la cabeza analizar al androide, que estaba actuando raro muy de repente y no le moló ni una pizca que, en segundos, había perdido toda la seguridad en sí mismo tras conectarse con el otro.

My Human. {Taekook}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora