*Capítulo 22

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Extraños. Jungkook se desconoció entero. Cada partícula, cada sensación, cada pedazo de su imaginario corazón se sintió tan ajeno como prohibido. Envenenado. Pues el poder y la «omnipotencia» fueron los únicos dos factores que reconoció dentro de su mente. Libre. Tomó su último aliento, prolongó los restos de su dudoso pasado hacia el interminable abismo de la oscuridad. Atrapado. «Oh, Jungkookie... a veces quisiera que fuéramos solo tú y yo en este mundo». Su visión se nubló y sus oídos dejaron de escuchar perfectamente. Estaba y no estaba al mismo tiempo. El ayer y el ahora. Entre ese reinicio total y aquel... aquellos... extraños... recuerdos... susurros... No podía detenerse. ¿Él mismo se estaba saboteando? «Pero sé... que jamás llegarás a entender mis sentimientos». Volvió a oír... y le conocía... claramente. Sin embargo, el intento de querer recordarle le provocó un profundo y psíquico dolor, tan brutal como intolerable para su propio organismo. Dolor. Una culpa incrustada en el pecho.

Un castigo tras saborear el elixir.

«¿Algún día me amarás?»

Culpa. Más dolor.

«Di que sí».

Jungkook abrió los ojos. Su cabeza descansaba en el acolchonado respaldar del sofá y sus brazos caían vagamente a los costados de su cuerpo.

El techo... de metal... oxidado. Un techo demasiado alto. Superficial. Y estaba muy oscuro, pero aún podía ver, pues una luz nocturna se colaba por la habitación.

Mhm...

Un sonido.

Sus sentidos ubicaron inminentemente a la «única» figura que aguantaba desde una de las esquinas. De ojos tan brillosos que se iluminaban por sí solos, incluso en la oscuridad.

Deslumbrantes, demasiado aguados.

"¿Kookie...?"

Esa voz.

«Te voy a explicar el mundo, Jungkook».

El androide se puso en marcha automáticamente. Acorraló al extraño individuo con los brazos, con el cuerpo entero... cortando el aire del ambiente tras su movimiento. Ejecutó el impulso con tanta fuerza, que el impacto se presentó bruscamente bajo el tacto ajeno. El aroma. Sus fosas nasales se encargaron de olfatear el aire, pues sus instintos se contradecieron indirectamente. Se hacía débil... con ese olor tan dulce. Y se hacía cada vez más tibio, incapaz de poder controlar la temperatura de su cuerpo.

Y ante la incógnita de sus acciones, un tembloroso jadeo le provocó fruncir el ceño.

Se detuvo.

Pues el sujeto le acarició la mejilla gentilmente, de dedos calientes y mirada profunda.

"Jungkook..." le dijo.

Susurrando, exhalando... su nombre.

"¿Qué-h... quién...?" no reconoció su propia voz.

"¿Estás bien?" él insistió, ahuecándole el rostro "¿Estás bien, Jungkook? Tus... ojos"

"Ta-tae..."

Quiso decirle que sí. Pero antes de que pudiera pronunciar cualquier otra palabra, su mente electrificó su propio sistema por completo. «Un humano...» No cabía la menor duda. Se alejó de un solo movimiento. Le dio la espalda y cerró los ojos. Lo sentía. Esa energía recorriéndole por todos lados. Una sensación similar al todopoderoso efecto de la omnipotencia. El Shpion... ya no había límites. Los divergentes. El mundo por el que tanto estaba esperando... podía hacerse realidad si lograba atraerlos hacia ese lugar.

My Human. {Taekook}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora