*Capítulo 2

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¿Qué es «recordar»? ¿Cuál es el origen de este concepto... de esta acción tan primaria, tan básica y tan monótona? El latín. Un lenguaje de la rama itálica que, como lengua científica, se siguió usando a lo largo de la historia. Es el lugar de nacimiento de esta palabra. Y aún después de convertirse en una lengua muerta, la literatura latina marcó un importante cambio en la humanidad.

Recordar.

Que proviene de recordor, recordaris, recordari, recordatos sum. Es un verbo que está formado por el prefijo «re-» cuyo significado es «hacia atrás o reiteración». Y el subsiguiente «-cor, cordis» que significa «corazón». Los romanos, que utilizaban el latín como una lengua oficial, implementaron el estilo de la literatura griega para redactar sus obras. Dejando así un gran legado a través del tiempo.

Para ellos; en el corazón se asentaba la mente y no los sentimientos. Es decir, que el concepto etimológico de este término es «volver a pasar por el corazón, por la mente».

Cuando Taehyung vio a Jungkook por primera vez, experimentó un conjunto de composiciones literarias tan antiguas como el mundo mismo. Y no supo cómo explicarlo, pero lo entendió eventualmente. Taehyung sabía que no estaba tratando con un androide cualquiera, no como el resto. Lo vio en su rostro, tan serio y profundo; o quizás en su postura, muy recta y militar. Más no en sus ojos, tan difíciles de contemplar.

Quieto y tranquilo.

Lejano y callado.

Taehyung había intentado ponerse de pie para ofrecerle una cortés bienvenida, removiéndose entre las mantas de su cama, pero estaba demasiado débil, cansado y frágil. Sus piernas fallaron evidentemente, amenazándole con estamparse contra el suelo. Un movimiento en seco. Medio segundo entre todas las dimensiones... y los brazos del androide ya le habían atrapado en el aire, rodeándole el cuerpo protectoramente.

Jungkook había atravesado la habitación entera de un solo parpadeo. A una velocidad totalmente sólida e impresionante. Para sostener al humano y evitar que éste se estrellase contra la superficie de aquel cuarto de hospital.

Lo supo en ese entonces. Leyó las líneas, los versos y las estrofas. Esa mañana, Taehyung entendió que, si a caso le imploraba al androide para que se lanzase por el abismo más hondo, éste cumpliría con sus deseos. Voluntariamente.

Recordar... incluso las emociones podían viajar por el tiempo a través de la mente.

Jungkook, sin embargo, no entendía de las interpretaciones físicas o emocionales de los recuerdos, mucho menos de las funciones poéticas del tiempo. ¿Qué es lo que estaba conservando entonces? El pasado. El primer encuentro. El olor de su piel. El color de las paredes. Un devoto vistazo hacia atrás, cuando los días, las horas y los segundos empezaron a girar entorno a «él».

La compleja función de su sistema interno tenía como principal misión cumplir y satisfacer todas las necesidades que el delicado Kim Taehyung pudiera requerir. Primarias y secundarias. Una protección total. Completa. Que iba más allá del bienestar propio del androide y de las consecuencias más recónditas.

Si tuviera que sacrificarse por él; lo haría una y otra vez. Porque así fue programado. Porque así tenía que suceder.

"¡Jungkook!" Taehyung gritó, sujetándose fuerte de los costados.

El androide pisó el acelerador y su mente se expandió al instante.

Tenía que analizar y trazar una ruta capaz de confundir al auto que los seguía con persistencia. Podría cruzar la calle 33 y luego regresar por el centro de la ciudad, pero el tráfico era un desperfecto que no pretendía discutir. Tampoco quería conducir hasta la casa de su humano, a las afueras de la ciudad, sería como exponerse tontamente hacia lo desconocido.

My Human. {Taekook}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora