*Capítulo 1

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Todos tenemos una historia que contar, un sueño que perseguir o un pasado del que queremos escapar. Los humanos, en especial, son seres completamente indescifrables, incomprendidos... extremadamente peligrosos y destructibles.

¿Cuál es el sentido de poder vivir, sentir y amar, si seguimos siendo esclavos de nuestros propios instintos?

¿Qué pecado es tan grande, o qué placer tan pequeño, para entender que la existencia no es más que un conjunto de sentimientos misericordiosos que tienen el dominio natural de concluir en la autodestrucción?

El sufrimiento, la tristeza... el odio y el rencor; son las emociones más dañinas y banales, capaces de gobernar en el comportamiento humano casi por inercia. Por instinto. Inevitablemente. Como si de un campo de minas se tratase. Una explosión continua con consecuencias posteriores. Más y más.

Jungkook entiende que, quizá, la misma realidad en la que actualmente vivían no era más que un escudo absurdo y conservador que la humanidad había construido a su alrededor.

Toda la tecnología, toda la ciencia y el poder; armas eficaces fabricadas para la autoprotección. Herramientas que servían para la satisfacción de las necesidades más primarias, más remotas, más sencillas...

Los seres humanos están tan acostumbrados a sentirse vulnerables y solitarios entre sí, que recurrieron a la creación de millones de instrumentos avanzados y funcionales, para la autosatisfacción y el sentimiento consolador de tenerlo todo bajo control.

O al menos; por el momento.

Borasek era la ciudad del futuro, una de las civilizaciones más avanzadas del mundo con la mejor arquitectura futurística y adaptable a cualquier situación, con un clima parcialmente templado y enormes capas de verde natural alrededor de la urbe, árboles de colores y pajaritos cantores.

El fascinante cielo despejado que normalmente cubría a la ciudad —desde el charco más pequeño hasta las estrellas más lejanas—, convertían a la ciudad en un emporio de ensueño y, hasta la fecha, todos los habitantes de la ciudad gozaban de sus días con entusiasmo. Además, la tecnología de la ciudad sobrepasaba lo irreal, su transcendental atractivo provocaba la envidia justificada de las otras civilizaciones vivientes.

Sin embargo, su mayor encanto es y siempre serán los «androides».

Fue en Borasek donde se crearon los primeros androides, aparatos casi idénticos a los humanos, asimilándolos potencialmente en estructura y apariencia, capaces de hablar y de moverse con autonomía propia. Una nueva forma de inteligencia artificial concebidas como máquinas y desarrolladas como herramientas esenciales a lo largo de la historia.

Borasek: la ciudad de los androides.

Todo empezó hace una década atrás, cuando los primeros androides inteligentes fueron diseñados por la corporación «Big Life», empezando su producción comercial en la planta general de la ciudad de Borasek. El uso y demanda se extendió tan rápidamente alrededor del mundo que, afortunadamente, la reducción del precio permitió que la compra de tales artefactos llegasen a un rango mayor de gente.

Fue así como los androides se empezaron a usar en casi todos los sectores de servicio y vida; como personal doméstico, trabajadores de oficina, obreros, mecánicos, profesores, doctores, etc.

Tales androides poseían cerebros significativamente avanzados, siendo capaces de interaccionar con la tecnología de manera inalámbrica, hablar entre sí en silencio y compartir información de memoria mediante el tacto. Una gran revolución en el mundo tecnológico que la economía del país simplificó oportunamente en cientos de gigantescos números dirigidos hacia todos los Ministerios Nacionales e Internacionales del continente. 

My Human. {Taekook}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora