*Capítulo 23

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Atravesó un tormento. Un martirio que trató de contener, de hundir. Y estaba agotado porque su mente se encontraba imparcialmente dividida en dos mundos. Primero estaba «Jungkook»: el amante y fiel sirviente del joven Kim Taehyung. Leal. Protector. Posesivo. Atento. Un poco perdido. Vaso medio vacío. Y luego estaba el lado «opuesto»: el adversario y destructivo ser, muy superior, que intentaba dominar por sobre su sistema para exterminar a la humanidad. Rencoroso. Vengativo. Sarcástico. Muy olvidadizo. Vaso medio lleno. ¿Siempre fue así? ¿Desde cuándo fue que pudo reconocer esa dualidad en su sistema? Era como si padeciera una breve amnesia.

No tenía respuestas y eso no era normal.

Lo único que sabía era que —desde ambas perspectivas—, se sentía completamente desierto. Como si ambas mentes compartieran los mismos síntomas; miedo, dolor y un vacío inexplicable. ¿Quién era él? ¿Qué es lo que realmente tenía que hacer? ¿Por qué no podía ser uno solo? ¿Por qué estaba vivo? ¿Para quién? ¿Qué tenía que hacer para liberarse de aquel martirio? Dudas. Muchas. Ningún aparato de inteligencia artificial debía dudar. Y por esa misma razón, es que ninguna de las dos caras de su existencia dominaba por sobre la otra. Por esa exacta y explícita razón, es que decidió retener todos sus impulsos y aguardar en un lugar seguro hasta despejar su mente.

¿Por qué no podía desaparecer?

Jungkook entró primero a la desolada habitación

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Jungkook entró primero a la desolada habitación. Kim Namjoon le siguió los pasos, muy al pendiente de su alrededor. Subieron hasta la última planta de uno de los edificios, de esos que rodeaban el perímetro del muelle abandonado.

Se encontraron con una habitación vacía y desamparada.

"¿Aquí es dónde te has ocultado desde anoche?" dijo el Creador.

Estaba inquieto, arreglándose el costoso reloj de su muñeca.

Jungkook le dio la espalda, plantando de pie frente al balcón.

La brisa del mar se escabulló por ese espacio de cortinas sueltas.

Namjoon se detuvo a medio caminar, quedándose en medio de toda la desamueblada habitación. El suelo de cemento estaba muy sucio, polvoroso, olvidado. Y las paredes... se sorprendió... porque las paredes estaban llenas de agujeros. Todas las benditas paredes estaban destrozadas, a tal punto, que se le hizo extraño ver que el techo de toda la planta aún podía mantenerse de pie.

«Son puños...», pensó. Golpes de puños por toda la extensión.

"Dime una cosa... Jungkook" empezó diciéndole "¿Qué es lo que aún te mantiene aquí?"

Silencio. El androide le ignoró para apoyarse en la baranda de fierro, del casi destrozado balcón.

El Creador exhaló hondo.

Bien, si tenía que seguir el patrón de sus acciones y cada una de sus peticiones, para exprimirle un poco de información... lo haría. Así que, se le acercó tranquilo. Lo suficiente. El balcón de fierro tembló ligeramente cuando él caminó por encima de la estructura. Namjoon miró con desagrado la suciedad de la baranda y sopló profundamente antes de inclinarse, quedando en la misma postura que el androide.

My Human. {Taekook}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora