*Capítulo 11

351 53 43
                                    

El día caía en picada. Las cosas no estaban yendo del todo bien, mucho menos para el teniente Min Yoongi. Estaba de los nervios, con la presión posiblemente muy elevada. Perdió la cabeza durante toda la jornada, y estaba tratando de no explotar contra cualquier individuo que se le cruzase por en medio. Por cada minuto, creía que su deplorable desempeño laboral llamaría la atención de todo el mundo. Como decía, se estaba comiendo la cabeza. Al menos, agradecía que el androide —con el que estaba acompañado—, estaba guardando silencio. 

«Gracias a Satán...», pensó. 

Por otro lado, estuvieron todo el día rastreando los últimos indicios posibles sobre la investigación, para volver a capturar al divergente en cuestión. Y ese «caminito» del tesoro les dejó varados. A un extremo solitario de la ciudad... donde las propiedades privadas abundaban con supremacía. Se estacionaron por ahí, para pasar desapercibidos. Estaban en la zona sur, a un par de horas de la costa, cerca de unas instalaciones abandonadas, posiblemente de la milicia. Yoongi creyó jamás haber visto esa zona, pero le restó importancia. 

Hacía calor.

Jimin se acercó hacia él. El androide conversó con uno de los oficiales del área para recibir un archivo que les ayudaría en el caso. Llegó con un pequeño USB y un portafolio gris en las manos.

"¿Qué conseguiste?" le dijo.

Yoongi se recostó en el capó del auto y se cruzó de brazos.

El detective se plantó delante suya, con el atardecer del sol golpeando sobre su piel, haciendo resaltar esa bonita composición de sus mejillas con el rojizo semental de sus labios.

"Hablé con ese oficial, pero parece que desconoce la situación en absoluto. Teniente, está claro que el divergente tomó una decisión totalmente planeada... y cogió una ruta premeditada" le dijo, entregándole el portafolio. 

El peligris aceptó la carpeta con el ceño fruncido. 

"Pero, actuó «consciente» ante las circunstancias y-"

"Actuó por miedo, querrás decir" Yoongi le interrumpió, ojeó las páginas desde afuera y después exhaló hondo.

"Los androides no sienten miedo, teniente"

"Los divergentes sí" respondió.

El peligris se reincorporó y se pasó una mano por el cabello, para peinárselo hacia atrás. El sol le acariciaba la piel tranquilamente, sazonándole el cuerpo entero en el proceso.   

"Por lo que he estado investigando, las emociones pueden trastornarlos hasta volverlos irracionales" siguió diciéndole al detective "Así que, es muy posible que haya actuado más por miedo... que por otra cosa"

Jimin aprovechó que no le estaba mirando para rodar los ojos de la ironía que le provocaba. «¿Se ha convertido en un experto de la noche a la mañana?», pensó sin más. Cambió el sentido de la conversación, para poder analizar la situación con más profundidad.

"Las huellas que rastreamos del divergente y las grabaciones de las cámaras de seguridad nos trajeron hasta acá, pero seguimos sin saber a dónde ha ido" soltó.

"Vámonos" 

Yoongi se subió al auto, seguido por el androide casi por inercia. Dentro del vehículo, el humano recostó la cabeza hacia atrás en el respaldar y cerró los ojos en el proceso, pues su cerebro le empezó a palpitar del estrés y una migraña amenazaba con azotarle.

"Tenía un plan y un maldito sitio a dónde ir..." murmuró el teniente.

El androide descubrió que el peligris solía hablar mucho consigo mismo cada vez que algo se le complicaba demás. Quizás esa costumbre no era reciente, pero lo notó desde un principio.

My Human. {Taekook}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora