Un mes después de la batalla en Magnostadt con el médium que traería la oscuridad en el mundo, Morgiana ha tomado la decisión de apartarse del Aladdin y Alibaba.
Antes de que Aladdin y Alibaba regresen a Sindria después de estar dos meses en Magnos...
Sinbad dejó a un lado el rollo que acababa de leer, dejándolo pensativo. Apoyó los codos sobre el escritorio y entrelazó las manos apoyando su mentón en ellas.
—Definitivamente son asombrosos —expresó Sinbad sin mostrar entusiasmo—. Liberaron a Hardam de Marusa y todavía ayudaron a levantarla. Tengo que verlo por mis propios ojos.
Pero luego sus pensamientos se fueron hacia Narae: otra vez ella en su cabeza, por instinto acarició su brazalete; hasta ese día todavía no había probado el poder de Focalor.
—Narae... ¿por qué no puedo dejar de pensar en ti? —se sorprendió decir eso.
Un momento después, llamó a Jafar para pedirle que mandara a preparar un barco porque pensaba hacer un viaje a Hardam, sorprendiendo a su General.
—Sin, ¿estás seguro?
—Jafar, en verdad estoy interesado en ver cómo está Hardam y a ofrecer un trato comercial con ellos, ¿no te parece interesante abrir el mercado de Sindria a un lugar que antes era considerado hostil? Y esto ha sido gracias a Alibaba, Aladdin y a Narae —sonrió Sin—. Si el Rey Rashid Saluja viera a su hijo, sin duda estaría muy orgulloso de él.
—Alibaba ha cambiado mucho desde que lo conocimos, ha madurado bastante, aunque su nobleza y ganas de ayudar siguen intactas —expresó Jafar, contento.
Sinbad afirmó con la garganta, con una sonrisa fría. Inconscientemente apretó los puños.
—¿Quién irá contigo al viaje? —cuestionó Jafar.
—Spartos y Sharrkan —respondió Sinbad—. Te encargo Sindria en mi ausencia.
—Por supuesto, Sin. Cuidaré de Sindria —contestó el joven de pelo platinado. Hizo una reverencia antes de marcharse.
«Ojalá pudiera encontrarte en ese viaje, Narae» Sinbad recordó su conversación que tuvo con ella la madrugada antes de que se fuera de Sindria.
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Ari se recuperó en menos de una semana, pero se tomaron unos días más. Conocieron a los otros nativos, había más mujeres que hombres. A Aladdin y a Alibaba no les molestó ser el centro de atención de las mujeres solteras, pero Ari tampoco pasó desapercibida por los hombres de la tribu.
