Capítulo 47: Encuentro inesperado

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Alibaba despertó lentamente, encontrándose con la mano de Ari sobre su cara, la atisbó por el rabillo del ojo: la chica estaba tendida, con los brazos abiertos y la pierna sobre su cadera; Aladdin dormía junto a ella, usando el brazo de la joven como almohada y la abrazaba. Él estaba adolorido, sobre todo porque había unas piedras salientes que se le clavaban en la espalda.

—¿Cómo es que pueden dormir así? —se preguntó Alibaba haciendo a un lado las extremidades de Ari para acomodarse.

El fuego se había apagado, no quedaba ni brazas. Suspiró hondo, fue en busca de leña para hacer otra fogata y cocinar antes de salir a explorar más el calabozo.

En aquella cueva hacía frío y se iba dando calor en los brazos, había dejado a Ari y a Aladdin cubiertos con su abrigo.

No es que fuera un gran cocinero, pero una sopa si logró hacer, la cual le quedó bien. Ari y Aladdin lo comían gustosos, contentos de que tuvieran algo caliente en el estómago.

—¡Gracias, Alibaba-kun! —clamaron los dos al mismo tiempo.

Aladdin se sorprendió que Ari agregara el kun al nombre del rubio, por lo que no tardó en preguntarle.

—Se escucha bonito, pero me gusta más cuando tú lo dices, Aladdin —respondió Ari—. ¿Verdad, Alibaba?

—¿Eh? Sí... —contestó Alibaba, admitiendo mentalmente que también le gustó escucharlo de Ari, sonó muy tierna.

Quedaron en que Aladdin sería el primero en ir por el túnel, al ser el más pequeño de los tres, por sí hubiera una parte donde los otros no cupieran.

Ayudado por unas esferas de luz, Aladdin empezó el recorrido por el túnel, seguido por Ari y finalmente Alibaba.

El túnel era más largo, pero a diferencia de cómo habían pensado, se estaba haciendo más amplio conforme avanzaban, algo que agradecían realmente, porque para Alibaba y Ari les estaba costando respirar por ir gateando.

Llegaron al final del túnel y sintieron un gran alivio de poder respirar ampliamente. Frente a ellos se extendía una habitación de hielo que cuando una ventisca sopló, los hizo titiritar.

—Entonces... ¡Vamos! —exclamó Aladdin entusiasmado alzando el puño.

Apenas dio un paso y terminó resbalando por el suelo, Ari que trató de atraparlo, también perdió el equilibrio y Alibaba por salvar a Ari, los tres acabaron patinando descontroladamente por el hielo.

Ninguno de los tres era un patinador, así que apenas trataban de ponerse de pie y terminaban en el suelo. Aladdin intentó volar, pero no pudo y Alibaba invocó las llamas esperando así derretir el hielo, sin embargo, eso tampoco pasó.

Ari se dio por vencida al cabo de tres intentos fallidos por mantenerse de pie.

—Sigan sin mí —les dijo a sus amigos de forma dramática.

A Aladdin le escurrió una gota de sudor que milagrosamente no se congeló; ayudó a la chica a incorporarse.

—Tenemos que encontrar la salida o moriremos congelados aquí —expresó Alibaba.

El Magi alzó la mirada con la idea de que tal vez la salida estaba arriba de ellos, se quedó con los ojos bien abiertos al ver tremendas estalactitas capaz de matarlos si estas caían.

—Alibaba-kun, Ari-san —les señaló el techo.

—Sí, debemos de encontrar esa salida lo más rápido posible —alentó Alibaba, intimidado.

Magi: The New Magic AdventureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora