Capítulo 35: El poder de la bruja

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Los ojos de Marusa brillaron con ambición al ver la resplandeciente lanza de Ari. Iba a conseguir esa poderosa lanza y luego obtendría la Sabiduría de Salomón para entregárselas a su querido maestro David.

Ari golpeó la tierra con la lanza mostrando la cuchilla hacia arriba, al momento del impacto se hizo un gran círculo de aire que se expandió agitando todo a su alrededor; el poder fue tan intenso que sofocó el fuego de las casas y a los individuos de armadura oscura los derribó con facilidad.

Marusa se había protegido con el Borg al igual que Aladdin protegió a Alibaba.

—Aladdin —musitó Alibaba sin poder apartar sus ojos de Ari.

El poder que estaba demostrando Ari era de temer y seguro que no había pasado desapercibido para los otros Magis.

—Esto es muy serio, Alibaba-kun —determinó Aladdin apretando su bastón con más fuerza de lo habitual.

Marusa se elevó por el cielo, alzó su bastón y gritó el ataque. Elevó una casa como si esta no pesara nada y que flotaba por encima de ella.

Aladdin y Alibaba estaban impresionados por el poder que también poseía Marusa.

—Esto es demasiado para ella —dijo Alibaba invocando a Amon.

—¡Ustedes no se metan! —clamó Marusa mandándoles otros ataques a los chicos, aparte de que ordenó a sus hombres atacarlos.

Alibaba ahogó un grito porque no se imaginó que aquellos cuerpos se convirtieran en Djinn, así como Dunya y lo más aterrador vino cuando todos al mismo tiempo invocaron su Magia Extrema.

Marusa sonrió al ver la cara de perplejos que esos chicos mostraron, seguramente jamás se imaginaron que un día se enfrentaría a alguien tan poderosa como ella y eso la hizo sentirse superior. Movió la vara hacia el frente para mandar la casa directo a la chica que tenía la lanza.

Ari se impulsó para saltar sobre la casa, enterró la punta de la lanza en las paredes, esta resplandeció por un segundo antes de volverse en añicos que se esparcieron, pero antes, volvió a saltar en dirección de Marusa con la lanza apuntándole a esa mujer.

Alibaba y Aladdin se protegieron de los escombros de quedó de la casa y también eso ayudó a distraer a los poseídos de invocar su magia extrema, incluso a algunos les cayó un pedazo de piedra que los dejó en el suelo.

Marusa se protegió con el Borg, pero la lanza lo atravesó sin problemas, causándole sorpresa total porque le terminó cortando la mejilla; reaccionó rápido antes de que la chica volviera a atacarla, creando otro Borg, el cual fue pateado: el golpe no sólo cimbró la membrana de protección, también se escuchó como trueno. No tardó en que el Borg empezara a agrietarse.

Ari descendió porque no podía volar.

—Ari-san, por favor detente —pidió Aladdin.

El rubio se extrañó por la petición de su amigo, tal vez veía algo que él ignoraba, o es que Ari en ese estado podría terminar lastimándose, como aquella ocasión cuando Morgiana usó todo su magoi en la celda de Zagan y casi muere.

Estaba tan pensativo en eso que no se percató de un ataque por la espalda de uno de los poseídos, sin embargo, Aladdin sí se dio cuenta y lanzó una bola de energía que le dio de lleno en la frente, justo donde tenía la gema, destrozándola. En cuanto eso pasó, el cuerpo del hombre cayó duramente en el piso sin moverse. No tardó en entender qué era lo que los hacía moverse y de ese modo salvar sus cuerpos.

Alibaba y Aladdin se encargaron de destrozar las gemas, liberando a varios de ellos.

—Oh, qué pena, ya me descubrieron... pero lo que no saben es que liberan todo ese Rukh oscuro que implanté en ellos y eso sólo hace que vuelva a mí —habló Marusa, extendió los brazos y alrededor de ella, como si fuera un arco, el Rukh oscuro revoloteó a su alrededor—. Ahora soy más poderosa.

Magi: The New Magic AdventureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora