Capítulo 49: Hielo

118 22 32
                                    

Alibaba agitó a Aladdin con desesperación, porque su amigo no reaccionaba y se estaba asustando porque su respiración era imperceptible.

—¡Aladdin! —gritó en su cara.

El Magi abrió lentamente los ojos, a leguas se notaba confundido; despertando de un profundo sueño.

—¡Menos mal! Me tenías muy preocupado —suspiró Alibaba, aliviado.

—¿Q...Qué pasó, Alibaba-kun? —interrogó el pequeño, fregándose un ojo, le costaba enfocar a su amigo.

—¡Ari no está, Aladdin! —clamó el rubio, asustado—. Ni Hakuryuu, ni Judar.

Aladdin terminó despertándose, se llevó la mano al pecho descubriendo que tampoco tenía su flauta, alzó la mirada, alarmado hacia Alibaba.

—Hakuryuu se llevó sus cosas, y Ari dejó las suyas, temo que se la hayan llevado con ellos —manifestó Alibaba.

El niño asintió lentamente, un poco incrédulo que Hakuryuu pudiera hacer algo así, pero de algún modo se enteró de la habilidad de Ari, era probable que haya decidido llevársela.

—Vamos Aladdin, tenemos que ir a buscar a Ari —alentó el rubio—. No sabemos cuánto tiempo tiene que se fueron.

Alibaba ya había recogido las cosas. Estaba preocupado por lo que pudieran hacerle a Ari.

—Sí, Alibaba-kun —Aladdin ya se sentía mejor.

También quería recuperar su flauta, estaba seguro de que Judar fue quien se la llevó.

Encontraron la apertura en una de las paredes, era la única salida y dieron por hecho que ahí se habían ido.

Aladdin dijo el acertijo y no tuvo problema en dar con la respuesta. Invocó el aire el cual les abrió una puerta bajo sus pies. Era como si estuvieran preparados para ello. La caída duró más de lo pensado.

Se encontraron con unas raíces gigantes que se movían como tentáculos listos para atacarlos, incluso una atrapó a Aladdin, pero Alibaba de inmediato usó la espada de Amon que no tuvo dificultad en cortarla.

Aladdin se encargó de incinerar otras raíces, mientras que Alibaba las cortaba con una facilidad increíble.

Vieron a Hakuryuu equipado a la mitad de su Djinn combatiendo con las raíces, pero eran demasiadas que le estaba costando; el sudor en su rostro era evidente. Los dos no dudaron en ayudarlo.

Ahora los tres estaban luchando contra aquellas raíces furiosas que querían aplastarlos a como diera lugar.

Hakuryuu se echó para atrás y perdió no solo el equilibrio, también el equipamiento, viendo cómo Aladdin y Alibaba se estaban haciendo cargo sin muchas dificultades, realmente estaba sorprendido por las habilidades adquiridas por ellos. Un oscuro sentimiento palpitó en su interior, la frustración lo invadió al verse otra vez débil frente a esos dos. Todo ese tiempo de arduo entrenamiento y peleas para hacerse fuerte no habían dado el resultado esperado. Gruñó por lo bajo y se levantó, dispuesto a pelear con todo, les demostraría que ya no era ese chico que necesitó de su ayuda cuando fueron en busca de Zagan.

El Magi y su candidato se quedaron quietos al ver la ferocidad con la que Hakuryuu se lanzó al ataque, en un instante el joven príncipe se había deshecho de todas las raíces, las cuales eran engullidos por el suelo y las otras que todavía estaban, parecían haberse asustado tanto que los dejaron en paz. El príncipe estaba jadeando, pero satisfecho por el resultado; logró sorprender a Alibaba y a Aladdin. Les dejó claro que era capaz de defenderse solo sin su ayuda.

—¡Guau, Hakuryuu! ¡Te luciste! —exclamó Alibaba realmente sorprendido, su espada volvió a su tamaño natural y la metió a su funda—. ¡Eres increíble!

Magi: The New Magic AdventureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora